Pocas cosas dan más rabia que las averías de los coches. Primero porque nos quedamos sin vehículo para desplazarnos. Y segundo porque arreglarlas cuesta mucho dinero.

Por este motivo los conductores más responsable suelen llevar a cabo pequeñas rutinas de buenas prácticas, las cuales recomiendan siempre los mecánicos para alargar la vida de los motores.

Y uno de los consejos más viejos para que nuestro coche no se rompa en invierno es el de dejar el motor al ralentí durante unos minutos para que coja temperatura sin forzarlo en carretera. Así cuando salgamos el motor tendrá la temperatura adecuada para rodar sin peligro.

Un estudio de 2009 demostró que gran parte de los estadounidenses creían que el motor de un coche debía dejarse al ralentí durante casi cuatro minutos a temperaturas bajo cero. Pues bien, tanto los americanos como tú estabais equivocados.

Stephen Ciatti, antiguo piloto de carreras, y con un doctorado en ingeniería mecánica por la Universidad de Wisconsin-Madison, explica que dejar el coche al ralentí en frío sólo conduce a una menor vida útil de su motor.

En los modelos más antiguos, que dependían de los carburadores para funcionar, el clima frío suponía una amenaza para el rendimiento del motor.

Esto se debe a que la gasolina tiene menos probabilidades de evaporarse a temperaturas más frías, lo que hacía que los carburadores no consiguieran la mezcla adecuada de aire y combustible en el motor. Lo que se traducía en que los coches se calaban, de ahí que los calentaran antes.

Fue a partir de los años 80 cuando las empresas de automóviles empezaron a sustituir los carburadores por la inyección electrónica de combustible, que utiliza sensores para calcular la mezcla correcta de aire y combustible que debe suministrar el motor.

Cuando las temperaturas descienden por debajo del punto de congelación, el motor ya es consciente de ello y se adapta introduciendo más gasolina en la mezcla de combustible.

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Al dejar el coche al ralentí, estás sometiendo a tu motor a un combustible más rico en gasolina de lo necesario, y esto acaba quitando el aceite de los componentes vitales de tu motor.

Una vez que el motor alcanza una temperatura de unos 40 grados, vuelve a su mezcla de combustible habitual, pero el ralentí no le ayuda a llegar a ese punto más rápido.

Según Ciatti, la forma más rápida de calentar un motor es conduciendo, así que en invierno una vez arranques puedes salir a la carretera, pero hazlo suave y sin revolucionar mucho el motor, ya que en sus primeros 10 minutos estará demasiado frio para soportar grandes acelerenones.