La DGT cuestiona la eficacia del transporte público gratuito
El problema de contaminación que sufren las grandes ciudades es motivo de discusión por parte de los expertos, y para el cual muchos creen que un sistema de transporte público gratuito sería la solución. La DGT no está tan segura.
Las muertes asociadas a la polución de las ciudades debido a la contaminación que liberan los vehículos privados son una cuestión que preocupan en Europa.
En algunos casos, los problemas respiratorios pueden llegar a ser de las primeras causas de mortalidad en ciudades con mucha contaminación, como es el caso de Madrid.
Para terminar con la malísima calidad del aire y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, diferentes gobiernos y alcaldes en Europa han pensado en convertir el transporte público en un bien gratuito para que todos los ciudadanos lo usen.
Como explican en la revista número 259 de la DGT, actualmente hay 115 ciudades y pueblos en todo el mundo que tienen transporte público gratuito para todo el mundo. En Luxemburgo, por ejemplo, han ido un paso más allá, siendo ahora gratuito en todo el país.
La cuestión es que la DGT no cree que esto sea la solución ni la panacea para evitar los desplazamientos privados ni la contaminación.
Según exponen en el artículo, los expertos abogan por varias medidas, ya que el mero hecho de hacer gratuito el transporte público no hace que la gente lo use en sustitución de su coche o moto.
Tal y como explica la Unión Internacional de Transporte Público (UITP), la única forma de conseguirlo es invirtiendo en un transporte de calidad, que cubra las verdaderas necesidades de los ciudadanos, con la frecuencia necesaria y con horarios realistas.
Pero, además de esto, los gobiernos también deben combinarse con medidas restrictivas destinadas a empujar que los ciudadanos usen el transporte público (por ejemplo, Madrid Central y otras zonas de bajas emisiones).
Como veis, el transporte público gratuito es una buena idea, pero sólo si va a acompañada de medidas reales y de un servicio que de verdad cubra las necesidades de los ciudadanos, ya que por sí mismo la gratuidad del servicio no hace que las personas se monten en el autobús.
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Descubre más sobre Chema Carvajal, autor/a de este artículo.
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