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Un documental alemán causa polémica: ¿son de verdad "limpios" los coches eléctricos?

Lidia Montes

Coche eléctrico

La movilidad eléctrica se ha convertido en el vector de crecimiento de la industria automovilística. Sin embargo, no está exenta de polémica, pues se cuestiona cuán ecológicos y sostenibles son, en realidad, las baterías de estos vehículos eléctricos. La cuestión que puso sobre la mesa un documental emitido el pasado lunes en el canal de televisión alemán ARD es que la fabricación de una batería de coche eléctrico genera nada menos que 17 toneladas de CO2. 

En el documental The Story in the First, sus autores Florian Schneider y Valentin Thurn señalan a la producción de las baterías como el gran hándicap de la movilidad eléctrica. El mensaje no es otro que la fabricación de la batería de un coche eléctrico medio implica emitir 17 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, según avanzó la publicación alemana Focus.

La cifra equivale a la cantidad de CO2 que emite cada ciudadano estadounidense al año (una de las más altas superada por la máxima de 19 toneladas de CO2 per capita al año de los australianos).

Dicho de otra forma, en la producción de un coche eléctrico se destruye el doble del medio ambiente en comparación con la producción de un vehículo de combustión, defiende el documental basándose en un estudio del Instituto Medio Ambiente de Suecia.

A esto se le suma que  la extracción de las materias primas que se utilizan para producir las baterías de los vehículos eléctricos como el litio y el cobalto entraña un gran impacto medioambiental. El problema es el impacto de la extracción de estos materiales de los lagos de sal pero también los vapores tóxicos que se generan en la producción y el enorme daño que se provoca al ecosistema en zonas del planeta especialmente áridas. 

Las voces detractoras

Sin embargo, otros expertos refutan la tesis tanto del documental como del estudio sueco y lo que aducen es que el número al que se refiere la investigación es erróneo

La cifra que arroja el estudio elaborado en el Instituto de Medio Ambiente de Suecia se convirtió en viral y arma arrojadiza de la industria automovilística tradicional, según relata la publicación Edison. Lo que sostienen los detractores del estudio es que en un coche eléctrico del tamaño de un Tesla Model S, ecológicamente merece la pena porque se estima para él un uso de ocho años, el mismo que calcula el estudio sueco. 

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La investigación, según aducen los detractores, toma como referencia una serie de preceptos muy arraigados a la casuística sueca como que cuenta los coches híbridos como de combustión, lo que reduce significativamente las emisiones medias o que en Suecia, la gasolina representa una quinta parte de los eco-combustibles. Una serie de factores que llevan a otros expertos a concluir que la carga ecológica de una batería es de entre 170 y 180 kg de CO2 por kilowatio/hora de capacidad.

La polémica de las 17,5 toneladas de CO2 de las baterías de los coches eléctricos también llegó hasta el confundador de Tesla, Elon Musk, que en junio de 2017 dijoen Twitter: "decir que esto es no tener ni idea sería generoso. Se requiere mucha menos energía para las baterías de iones de litio y la Gigafactory utiliza también energía renovable".

Los investigadores del estudio sueco apuntaron que su intención no era evaluar el impacto individual en la producción de baterías, sino ofrecer una visión general del impacto de la producción de baterías y clasificarlo cualitativamente porque hay pocos datos al respecto a día de hoy

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