Tras 60 millones de años, ya sabemos por qué los T-Rex tenían los brazos diminutos
Si tuviéramos que decidir cuál es el dinosaurio más famoso de todo el Cretácico, sin duda diríamos que el Tyrannosaurus rex. Su aspecto temible solo desentona por esos dos bracitos que salen de su pecho. Ahora podríamos saber el por qué de estos.
Si has visto Jurassic Park o Jurassic World, seguro que la figura del T-Rex te suena de algo. No solo es protagonista indiscutible de la primera película (y siempre presente en ambas trilogías) sino que también es el logo de todas estas. Sí, ese logo que tienes grabado en la cabeza.
La cuestión es que, pese a ser muy famoso dentro del mundo de la paleontología, había grandes preguntas a su alrededor. Entre ellas, la duda sobre el origen de sus bracitos era la más llamativa. Al menos para el resto.
Los paleontólogos han descrito una nueva especie de dinosaurio carnívoro gigante a partir de un esqueleto bastante completo en la Patagonia. El descubrimiento podría ayudar a arrojar nueva luz sobre el misterio de por qué unos depredadores tan poderosos tenían unos brazos diminutos.
La nueva especie ha sido bautizada como Meraxes gigas, con la primera parte en referencia a un dragón de las novelas de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin y la segunda parte procedente de la palabra griega para "gigante".
Y gigante era: el dinosaurio pesaba más de 4 toneladas, medía casi 11 m y tenía un enorme cráneo de 1,3 m de largo. Esa cabeza estaba adornada con una serie de crestas, protuberancias, surcos y cuernos, lo que le daba un aspecto temible.
Pero una cosa de esta nueva especie no era tan gigante: sus brazos. Al igual que muchos terópodos carnívoros, sus extremidades delanteras eran desproporcionadamente pequeñas, midiendo menos de la mitad de la longitud de su fémur.
Esto significa que Meraxes no podía alcanzar su boca, por lo que es poco probable que los brazos se utilizaran para algo relacionado con la alimentación. Pero si ese es el caso, ¿para qué los usaba?
Esa es una pregunta que los paleontólogos han reflexionado durante décadas, y muchos han planteado la hipótesis de que se trata de miembros vestigiales, restos evolutivos que se reducen con el tiempo cuando los animales ya no los necesitan. Pero el esqueleto recién descubierto sugieren lo contrario.
"Estoy convencido de que esos brazos, proporcionalmente pequeños, tenían algún tipo de función. El esqueleto muestra grandes inserciones musculares y fajas pectorales totalmente desarrolladas, por lo que el brazo tenía una fuerte musculatura", explica Juan Canale, director del proyecto en el estudio.
Los investigadores proponen otros posibles usos para estos brazos, como ayudar al enorme animal a levantarse del suelo después de un descanso, o para sujetar a su pareja durante el apareamiento. Esto coincide con las sugerencias de otros científicos en el pasado.
Cualquiera que sea la función, debe haber sido importante, porque el nuevo estudio muestra que las pequeñas extremidades delanteras evolucionaron múltiples veces en al menos tres linajes distintos.
Y tampoco son antepasados directos unos de otros. Los meraxes vivieron hace unos 95 millones de años y se extinguieron unos 20 millones de años antes de que el T-rex evolucionara.
Puede que no tengamos respuestas definitivas, pero seguro que alguien ha tomado apuntes para la próxima película de Jurassic World. Estamos deseándolo. Aunque lo mismo la idea la copia el villano de nuestro tiempo, Elon Musk.
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