Esta abeja con antena es clave para mejorar los coches autónomos y los drones

Cuando queremos que un coche autónomo o un dron aprendan a sortear obstáculos y a moverse de un punto a otro de forma autónoma, lo más natural es entrenarlos con las técnicas cerebrales y la visión que tenemos los humanos, porque a fin de cuentas es lo que nosotros conocemos. Y así es como se ha estado haciendo hasta ahora. Pero eso no significa que sea lo mejor. Entre otras cosas, porque ningún chip puede operar a la velocidad de nuestro cerebro. Hay un animal mucho más capacitado que nosotros para enseñar a estos vehículos a sortear obstáculos o navegar: las abejas.
En relación al tamaño de su cerebro, las abejas son uno de los animales más inteligentes que existen. Realizan bailes para indicar a otras abejas dónde están las flores, sortean cientos de abejas sin chocarse entre ellas en los alrededores de la colmena, y son capaces de volar a casi 10 kilómetros de su colmena, y recordar el camino de vuelta.
Además estos insectos son uno de los pocos capaces de calcular las distancias en función de la velocidad a la que se mueven los objetos, como hacemos los humanos. Es decir, si están cerca los vemos moverse más rápido que si están a 100 metros. Todo ello con el cerebro del tamaño de un alfiler, y solo un millón de células cerebrales. En comparación, el cerebro humano tiene más de 85.000 millones de neuronas.
Parece mucho más práctico que sean las abejas las que enseñen a moverse a los drones y coches autónomos. Incluso es técnicamente posiblecontener el cerebro de una abeja en un chip. Y eso es lo que están haciendo los científicos de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido.
En un proyecto que cuenta con una financiación de 5 millones de euros, han colocado diminutas antenas de radar a cientos de abejas, y las han soltado por el campo para registrar todos sus movimientos.
No fue una tarea fácil, ya que como explica en el Daily Mail el biólogo Joe Woodgate: "Eran muy buenas escapando de nosotros, y cuando conseguíamos colocarles la antena teníamos a una abeja enfadada revoloteando a nuestro alrededor, no es el lugar más seguro para estar".
Ya han conseguido trasladar los datos recopilados a un chip, que han implantado en el minidron que se puede ver en la imagen:

Además del seguimiento en campo abierto, también han utilizado una sala de realidad virtual para que las abejas crean estar en un laberinto, y así estudiar cómo lo sortean.
Ahora se trata de perfeccionar los resultados y conseguir que el dron pueda reaccionar igual que una abeja. Pero no será rápido. Aunque están convencidos de que en cinco años, tendrá aplicación comercial.
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