Logo Computerhoy.com

La batería del futuro ya se vende y está hecha de arena

Los turistas exploran las dunas de arena en el desierto mauritano de África.

La escasez de litio para las siguientes décadas está forzando a los científicos a desarrollar nuevas baterías que puedan dar abasto a una economía que se ha tirado cuesta abajo y sin frenos hacia la transición eléctrica.

Cuantas veces hemos hablado aquí de las nuevas técnicas de almacenamiento de energía. Que si la sal, que si el grafeno, que si el azufre... los ingenieros del mundo tienen el reto de encontrar un material tan estable y tan barato como el litio y, lo más difícil, tan disponible en la naturaleza.

Como sabéis, la energía eólica y la solar son intermitentes y generan energía cuando está disponible y no cuando se necesita, por lo que la transición energética verde requerirá enormes cantidades de almacenamiento de energía.

Esto podría acabar adoptando muchas formas, desde las instalaciones convencionales de "grandes baterías" basadas en el litio, hasta las baterías de flujo, las baterías de cambio de fase de silicio, las baterías de sales fundidas, las baterías de hierro-aire, las baterías de gravedad...

Volkswagen construirá una gigafábrica de baterías de coches eléctricos en Sagunto, creando 3.500 puestos de trabajo

Cada una de ellas tiene sus propias ventajas y desventajas en cuanto a eficiencia, tamaño, ubicación, costes de instalación, costes de funcionamiento, potencias de entrada y salida, longevidad y tiempo de almacenamiento de la energía.

Esto es bueno, ya que diferentes soluciones cubrirán diferentes necesidades: algunas respaldan la red eléctrica durante los picos de demanda instantánea, otras suavizan las curvas diarias desajustadas entre la demanda y la oferta renovable y así sucesivamente.

Aquí tenemos otra más, procedente de Finlandia. Polar Night Energy dice que acaba de abrir su primera batería de arena comercial en las instalaciones de la empresa de "nueva energía" Vatajankoski, a unas horas de Helsinki.

Se trata de un sistema de almacenamiento de energía térmica, construido en torno a un gran depósito de acero aislado -de unos 4 metros de ancho y 7 de alto- lleno de arena.

Noche Polar

Cuando esta arena se calienta, mediante un simple intercambiador de calor enterrado en el centro, este dispositivo es capaz de almacenar unos impresionantes 8 megavatios-hora de energía, con una potencia nominal de 100 kW, con la arena calentada a unos 500-600 grados Celsius.

Cuando se necesita, la energía se vuelve a extraer en forma de calor de la misma manera. Vatajankowski utiliza este calor almacenado, junto con el exceso de calor de sus propios servidores de datos, para alimentar el sistema local de calefacción urbana, que utiliza agua canalizada para transmitir el calor por la zona.

El calor puede utilizarse para calentar edificios, piscinas, procesos industriales o cualquier otra situación que requiera calor. Esto ayuda a que sea extremadamente eficiente, explica la empresa a Disruptive Investing en una entrevista en vídeo.

La empresa afirma que tiene un factor de eficiencia de hasta el 99%, que es capaz de almacenar el calor con una pérdida mínima durante meses y que tiene una vida útil de varias décadas.

La arena no tiene nada de especial: la empresa dice que solo tiene que estar seca y libre de residuos combustibles. De hecho, la empresa la considera un medio de almacenamiento de coste superbajo o incluso nulo.

Todo es tan sencillo y barato que Polar Night Energy afirma que los costes de instalación son inferiores a 10 euros por kilovatio-hora, y que funciona de forma totalmente automatizada, sin consumibles, con un coste también mínimo.

La empresa dice que también se podrá ampliar, con instalaciones de unos 20 gigavatios-hora de almacenamiento de energía que produzcan cientos de megavatios de potencia nominal, y con la arena calentada hasta 1.000 °C en ciertos diseños.

Es posible crear instalaciones de almacenamiento subterráneo a granel a partir de pozos mineros en desuso, si tienen la forma adecuada. No se necesitan recipientes de alta presión y el mayor coste suele ser el de las tuberías.

 

El nombre de la empresa, "Noche Polar", hace referencia al hecho de que algunas zonas del norte de Finlandia no ven el sol durante el invierno, ya que se encuentran por encima de la latitud (unos 68 grados norte) en la que no hay sol directo durante semanas en pleno invierno.

Esta batería de arena, dice la empresa, tendrá su mayor impacto durante periodos como este, cuando su almacenamiento de larga duración mantenga los edificios calefactados de forma barata y limpia durante el gélido invierno finlandés.

Mission Innovation ha estimado que el despliegue del sistema de almacenamiento de energía de Noche Polar en todo su potencial podría sustituir suficientes fuentes de calor que queman carbono para reducir las emisiones anuales de efecto invernadero en entre 57 y 283 megatones de CO2 equivalente al año para 2030.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Computerhoy.