La sextorsión muchas veces parte de ciberdelincuentes que ni siquiera tienen fotos o vídeos sexuales privados de la víctima, sino que envían mensajes de carácter masivo con mensajes como el siguiente: “He introducido un troyano en una de las webs para adultos que visitas y he grabado lo que hacías mientras navegabas. Tengo imágenes tuyas en una situación muy comprometida. Si no me envías 500 dólares en bitcoins a esta cuenta, le enviaré las fotos a tu familia y a todos tus contactos de Facebook”.

Otros chantajes, menos socorridos, sí incluyen material gráfico íntimo real de las víctimas.

Desde Panda Security revelan que es probable que los ciberdelincuentes tengan tu dirección de correo electrónico o tu contraseña real debido al acceso a datos ilegales comercializados en la dark web.

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Ante estas acciones es clave cambiar la contraseña tanto del email como de otras plataformas sociales -especialmente si compartes credenciales, un craso error- y avisar a la Policía de que se ha sido víctima del chantaje.

Desde la plataforma prevén que la sextorsión continuará creciendo, especialmente a través de ataques dirigidos a los usuarios de teléfonos móviles.

Sin ir más lejos, los delincuentes añaden códigos QR y enlaces a métodos de pago en sus emails, tan sencillos que con solo dos clicks sus víctimas podrán pagar el precio del chantaje. Se conocen como micropagos, ya que se suele exigir el abono de cantidades cuyo promedio oscila entre los 400 y 2.000 dólares estadounidenses. 

Las alternativas de mensajería instantánea como Whatsapp o Facebook Messenger serán cada vez más usadas para perpetrar este tipo de ciberamenazas, favorecidas por la aparición de los ‘group links’ en Whatsapp o la posibilidad de mandar mensajes a listas de distribución, haciendo de oro mediante los mentados micropagos a legiones de hackers hambrientos de usar la amenaza virtual del sexting con sus víctimas.