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Criptomonedas: la revolución del dinero que puede quedarse con nosotros dentro de unos años

Ethereum, Filecoin, Cardano, Dogecoin, Bitcoin... ¿Para qué sirven las criptomonedas más allá de su valor?

Desde la creación de Bitcoin en 2008, han sido muchos los gobiernos que han puesto sobre la mesa la posibilidad de adoptar, regular o incluso prohibir el uso de las criptomonedas. A día de hoy parece que mucha más gente está optando por embarcarse en el mundo cripto para emplearlo como sustituto de las remesas.

Con la inclusión poco a poco de las criptomonedas en nuestro día a día, cada vez somos más los que especulamos con estas monedas. Además, como resultado de la pandemia, muchas industrias han ido realizando un cambio masivo hacia las plataformas digitales. Muchos líderes políticos de todo el mundo han seguido su ejemplo y han tomado medidas para que sus economías vayan en la misma dirección.

Uno de los casos más sonados y recientes es el de El Salvador, que fue noticia por convertirse en el primer país en adoptar el Bitcoin como moneda de curso legal, una medida que no sentó nada bien a sus ciudadanos.

Su gobierno consideró esta moneda digital como perfecta sustituta de las remesas (dinero que se envía al país de origen para ayudar a su familia), alegando que esto aumentaría la cantidad de dinero que las familias de bajos ingresos recibirían en su país, procedente de otro. 

Sin embargo, actualmente no podemos decir que las criptomonedas sean un sustituto eficaz de las remesas.

Aunque las monedas digitales son ciertamente un factor aditivo, y las criptomonedas tendrán sin duda un impacto en los próximos años, llevará tiempo, y hay varios vientos en contra para la adopción generalizada y el desplazamiento del efectivo para los millones de familias que siguen confiando en él.

A pesar de que figuras reconocidas y celebridades como Jack Dorsey, fundador de Twitter, y Elon Musk, fundador de Tesla, han salido en defensa del uso de la nueva tecnología monetaria, las criptomonedas siguen dividiendo opiniones. 

Su alta volatilidad las hace una inversión muy incierta; que no haya una autoridad significa que nadie garantiza la inversión; y el hecho de que se utilicen para hacer compras ilegales y crimen cibernético les ha dado una mala reputación.

Y es que en los países que están optando por adoptar estas monedas, por un lado, su transferencia no es actualmente una alternativa más barata, más rápida o más fácil que el dinero en efectivo, teniendo en cuenta sobre todo la complejidad de conversión.

Estas pueden ser muy volátiles en comparación con las monedas locales, por lo que no se puede confiar en que los 20 dólares que envías sean finalmente 20 dólares que llegan. 

Por otro, aún se necesita mucha regulación de las vías legales para el comercio y los pagos de criptodivisas, incluido Estados Unidos.  

Veremos cómo evoluciona de cara al 2022, aunque parece que el negocio de países como El Salvador, Cuba o Venezuela, más que ayudar a sus ciudadanos, parece que buscan desdolarizarse de EEUU. Antes de que se conviertan en la moneda oficial de un país o se use como remesa mundial, estos activos digitales aún tienen su cuota de obstáculos que superar.

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