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El futuro de la energía limpia pasa por poner placas solares en el espacio y China ha dado el primer paso

Un hombre coloca unas placas solares.

Pixabay

Las placas solares se han convertido en la punta de lanza de la transformación verde de las industrias. Pese a que los molinos de viento generan mucha más energía en comparación, las capacidades que ofrecen las placas solares las hace muy interesantes.

En muchos sentidos, el espacio es el lugar perfecto para una granja de energía solar. No hay nubes en el camino, ni variabilidad estacional, ni filtros atmosféricos, y los paneles solares pueden funcionar con la máxima eficiencia las 24 horas del día, ya que el planeta no bloquea el Sol.

Según algunas estimaciones, si se coloca un panel solar en el espacio, generará entre 6 y 8 veces más energía que aquí en la Tierra. ¿Y como transmitimos esa energía a la Tierra? Ahí está el problema.

La órbita geosincrónica, en la que un satélite permanece más o menos justo encima de un único punto de la Tierra, está a unos 36.000 km de altura. Eso es casi tres veces el ancho de la Tierra, y un poco más lejos de lo que la mayoría de los cables de extensión pueden alcanzar.

Energía solar

El problema es, por ello, la transmisión de la energía al planeta, además del horrible gasto que suponen los lanzamientos espaciales. Por suerte los costes de los lanzamientos espaciales están bajando con la llegada de los cohetes reutilizables y las tecnologías de lanzamiento alternativas.

Y el siguiente gran paso es la emisión de energía solar espacial continúa, especialmente centrada en la mejora de la eficiencia de la transmisión de energía inalámbrica, con la esperanza de que estemos a un par de avances de la generación de energía extraterrestre comercialmente viable.

Uno de estos proyectos de investigación se refiere a este "sistema de verificación en tierra de energía solar espacial de enlace completo", construido en la Universidad de Xi'an, en el centro-norte de China, antigua capital de China bajo muchas dinastías.

Energía solar

Bajo la dirección de Duan Baoyan, este sistema de verificación en tierra de 75 m de altura, que comenzó a construirse en 2018, ha sido diseñado para permitir la investigación de "la concentración de luz de alta eficiencia y la conversión fotoeléctrica, la conversión de microondas, la emisión de microondas y la optimización de la forma de onda".

Según un comunicado de prensa de la Universidad de Xidian, la instalación ha sido aprobada recientemente por un grupo de expertos visitantes tras demostrar la transmisión inalámbrica de energía por microondas a una distancia de 55 m.

Es el primer sistema del mundo que cubre toda la gama de funciones solares espaciales, incluyendo el seguimiento del Sol, la concentración de la luz, su conversión en electricidad y su transmisión en forma de microondas y la universidad dice que está realizando pruebas con éxito unos tres años antes de lo previsto.

La parte superior de la estructura suspende un conjunto de antenas que actúa como un satélite sustituto, enfocando la luz solar, convirtiéndola en energía y enviándola al suelo, donde una antena la recoge.

El equipo de investigación no se hace ilusiones: pasar de 55 m a 36.000 km con una eficiencia suficiente para que la energía solar espacial merezca la pena "requerirá luchas sucesivas de varias generaciones", según el comunicado de prensa.

Pasará mucho tiempo antes de que el dinero invertido en esta tecnología dé más frutos que la simple construcción de más paneles solares aquí en la Tierra.

 

De hecho, si se despliega una antena de transmisión de energía en el espacio, lo más probable es que el conjunto de antenas rectangulares en tierra deba tener varios kilómetros de diámetro para recibir una cantidad útil de energía.

Mientras tanto, empresas como la neozelandesa Emrod están impulsando la transmisión inalámbrica de energía por microondas para aplicaciones más cercanas a la Tierra, como la sustitución de líneas eléctricas de alta tensión a través de terrenos difíciles.

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