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Ingenieros han sido capaces de convertir una planta carnívora en un brazo robótico

Planta cyborg
Wenlong Li et al./Nature Electronics
Un equipo de científicos ha sido capaz de transformar una de las plantas carnívoras más populares en un brazo robot.

Si bien conocemos brazos robóticos que incluso se están especializando en poder coger y manejar multitud de objetos sensibles de miles de formas distintas, ahora los científicos han dado un paso adelante convirtiendo una planta carnívora en un brazo robótico.

En concreto, los investigadores han sido capaces de convertir una planta Venus Atrapamoscas viviente en un brazo robótico capaz de agarrar objetos pequeños y delicados. El invento ha sido creado por ingenieros de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur y publicado en la revista Nature Electronics.

Para entrar en situación, la Venus Atrapamoscas se llama oficialmente Dionaea muscipula y es una planta carnívora de la familia Droseraceae. Su nombre hace referencia a su hábito alimenticio que es el de atrapar presas vivas como insectos y arácnidos y que se suele encontrar sobre todo al sureste de Estados Unidos. Y es que las dos hojas de la planta que hacen de boca se cierran rápidamente tan pronto como sienten a la presa.

Planta cyborg
Wenlong Li et al./Nature Electronics

Básicamente lo que hicieron los investigadores es tomar prestada la zona superior de esta planta carnívora y la equiparon con pequeños electrodos que luego se cargaron con un pequeño voltaje eléctrico, haciendo que la planta se cerrara herméticamente. Con ello, las hojas de la planta pudieron continuar operando incluso después de ser cortadas del cuerpo principal.

Planta cyborg
Wenlong Li et al./Nature Electronics

Tras ello, el equipo unió las hojas a un brazo robótico y vinculó todo a una aplicación de teléfono móvil desde la cual los investigadores pudieron abrir y cerrar la trampa bajo un comando.

El objetivo del equipo de investigadores era encontrar una forma de crear algún tipo de mecanismo robótico capaz de recoger objetos pequeños y delicados sin dañarlos, y con suma precisión.

Se trata de una forma más de hacer las pinzas robóticas mucho más eficientes y flexibles, aunque seguro que a muchos no les habrá hecho gracia que se utilice la naturaleza para este tipo de inventos.

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