La inteligencia artificial encuentra el antepasado fantasma de los humanos

La inteligencia artificial está aquí para quedarse y, de hecho, cada vez será más intrusiva, como temen algunos investigadores.

Sin embargo, también nos trae muchas cosas buenas tanto en el día a día (con software más "inteligente", mejoras en las cámaras de nuestros teléfonos o en la conducción autónoma) como en la investigación.

El uso de la inteligencia artificial es cada vez más común en varios pasos del método científico y hace unos año un grupo de investigadores españoles encontraron uno de los eslabones perdidos del ser humano gracias a la ayuda de la IA.

Los humanos tenemos a nuestras espaldas unas cuantas decenas de miles de años y, aunque los investigadores han ido trazando una especie de árbol genealógico, quedaban algunas ramas sin cubrir que poco a poco se van haciendo más claras.

Seguro que os suena eso de 'el eslabón perdido' de la evolución humana, ese antepasado que conecta al hombre moderno con los antepasados. Bien, pues hay varios y de vez en cuando los investigadores descubren una nueva 'variante', por llamarla de alguna manera, de la especie.

Un ejemplo es la niña de 13 años encontrada con genes tanto neandertales -por parte de madre- como denisovanos -por parte de padre-. Se trata de una chica que murió hace 50.000 años y que, supuestamente, era única.

Bien, pues en hace unos años investigadores de diferentes centros -CNAG-CRG, CSIC- el centro mixto de la UPF y la Universidad de Tartu de Estonia, pusieron a una IA a trabajar par analizar el ADN humano y en 2019 publicaron sus conclusiones en Nature.

Lo que hace esta inteligencia artificial que utiliza el aprendizaje profundo es, básicamente, imitar el funcionamiento del sistema nervioso de los mamíferos. 

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Los investigadores introdujeron diferentes algoritmos y la IA los cruzópara dar con una población fantasma que, se estima, coexistió con los humanos modernos hace unos 40.000 años.

Esa población está relacionada con el clado neandertal-denisovano y, aunque las especies se podían cruzar, la progenie era infrecuente, o eso se creía, ya que no solían producir descendientes fértiles, o eso es lo que se pensaba hasta que la IA fue capaz de trabajar con todas las variantes estadísticas del genoma.

Así que, básicamente, cuando los humanos realizaron el éxodo de África hace 80.000 años, se mezclaron con los denisovanos y neandertales por Europa, pero ahora ya sabemos que la tercera 'especie' con la que tuvieron contacto y que podría ser la explicación que faltaba para los huecos sin cubrir en nuestro ADN eran, precisamente, esa mezcla neandertal-denisovana.