La realidad sobre el funcionamiento las vacunas ARNm y cómo podrán curar nuevas y viejas enfermedades
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Esta tecnología lleva existiendo desde hace décadas pero la comunidad científica la rechazó en su momento por parecer más humo que otra cosa. Ahora es la responsable de que millones de personas hayan sobrevivido al coronavirus y su potencial es enorme.
El mundo de la medicina ha sufrido un cambio radical en los últimos dos años con la aparición del coronavirus.
Cuando una vacuna solía necesitar una media de 10 años para salir al mercado desde su primeros ensayos hasta comprobar que era segura para la población, en 2020 vimos como en menos de 12 meses se conseguía llevar a acabo todo este proceso.
El motivo de este acelerón era la urgencia del coronavirus, una enfermedad que estaba poniendo en jaque a todo la población mundial y a los países más poderosos del mundo (y que ahora nos deja sin semiconductores).
Por eso, de urgencia, se puso la maquinaria a trabajar. Dinero público, permisos excepcionales, recursos internacionales, etc. Las farmacéuticas se lanzaron a la carrera de la vacuna y los principales beneficiados hemos sido nosotros (y ellas, que están ganando dinero a espuertas).
Y en este tiempo hemos descubierto las vacunas ARNm, un proceso para nada novedoso pero que no se había puesto en práctica hasta ahora.
El ácido ribonucleico mensajero, o ARNm para abreviar, es una molécula monocatenaria que transporta el código genético del ADN a la maquinaria de producción de proteínas de una célula.
Sin ARNm, no se usaría tu código genético, no se producirían proteínas y tu cuerpo no funcionaría. Si el ADN es la tarjeta bancaria, entonces el ARNm es el lector de tarjetas, explican en un acertado artículo en la BBC.
Una vez que un virus está dentro de nuestras células, libera su propio ARN, engañando a nuestras células secuestradas para que produzcan copias del virus, en forma de proteínas virales, que comprometen nuestro sistema inmunológico.
Las vacunas tradicionales funcionan inyectando proteínas víricas inactivadas llamadas antígenos, que estimulan el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca el virus cuando reaparece.
La genialidad de las vacunas de ARNm es que no es necesario inyectar el antígeno en sí. Lo que hacen estas vacunas es utilizar la secuencia genética o código del antígeno traducido en ARNm. Es un fantasma de lo real, engañando al cuerpo para que cree anticuerpos muy reales.
El ARNm artificial en sí mismo desaparece, degradado por las defensas naturales del cuerpo, incluidas las enzimas que lo descomponen, dejándonos solo con los anticuerpos. Por lo tanto, es más seguro producirlo, de manera más rápida y económica, en comparación con las vacunas tradicionales.
Las vacunas deModerna y Pfizer-BioNTech tardaron solo 11 meses, un récord que se consiguió utilizando el ARNm y, lo mejor de todo, es que conseguían una tasa de efectividad del 95% en ensayos clínicos. Es decir, estas vacunas eran las más efectivas de la historia.
Y si actualmente estamos con las vacunas ARNm 1.0 la segunda generación, las 2.0 deberían abordar nuevas enfermedades, explica Dragony Fu, profesor asociado del departamento de biología de la Universidad de Rochester.
"Una son patógenos, como el Sars, pero puedes aplicar esta tecnología a otros invasores como el VIH", dice el profesor. Pero no se queda ahí, sino que también podría valer para crear vacunas contra el zika, el herpes y los parásitos de la malaria.
De esta forma las vacunas ARNm han abierto un campo de posibilidades que puede coinvertirse en apenas 10 años en la tecnología que permita erradicar decenas de enfermedades, salvando la vida a millones de personas en todo el mundo.
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