SEER, el robot con sentimientos y emociones

Los robots antropomórficos son cada vez más reales, pero aún están muy lejos de confundirse con los humanos. Les falta lo que los expertos llaman el Valle Misterioso: una sutil diferencia que hace que los humanos percibamos algo como real y creíble, en lugar de artificial y sin vida. El artista japonés Takayuki Todo cree haber descubierto esa diferencia. Por eso ha creado a SEER, el Robot que Simula las Emociones y las Expresiones.
Takayuki Todo está convencido de que la clave para superar ese Valle Misterioso, está en la mirada y las expresiones faciales. Por eso ha diseñado a SEER con la capacidad para clonar las expresiones humanas.
Utilizando una cámara que capta el rostro de las personas que lo contemplan, SEER refleja sus mismas expresiones en tiempo real, con un realismo propio de un personaje de anime, del que sin duda tiene influencias. Aún así es mucho más realista que los robots convencionales. Puedes verlo en este vídeo:
SEER ha sido fabricado por completo con una impresora 3D. Su rostro está intencionadamente aniñado, porque los niños transmiten mejor los sentimientos. Sin embargo, refleja un género y una raza neutros.
La clave para conseguir unos movimientos tan realistas, como su creador explica, está en la mirada. No solo los ojos se mueven de forma independiente, sino también las propias cuencas de los ojos, y las pestañas.
Un elemento muy importante son las cejas, que también se mueven de forma autónoma y pueden subir y bajar en cada uno de sus extremos. Además, la cabeza y el cuello también están articulados.
La combinación de todos estos elementos consiguen reflejar verdaderas emociones y expresiones humanas, tal como se ve en el vídeo: dolor, preocupación, sorpresa, interés, desprecio, soberbia...
Es un experimento interesante, pero Takayuki Todo está más interesado en la implicación artística y filosófica de las relaciones entre humanos y robots, que en la técnica. Por eso de momento SEER solo puede clonar los gestos y expresiones de las personas que ve con su cámara.
Si Takayuki consigue sustituir la cámara por una inteligencia artificial que controle los gestos y emociones, sin duda sería un paso adelante en la evolución de los robots. El Valle Misterioso sería un poco más llano y despejado...
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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