¿Qué son y en qué consisten los bio-bots?
Dentro de la industria tecnológica, la robótica es un sector fascinante del que han surgido máquinas que han dado la vuelta al mundo, por no olvidar que ha sido la base de cientos de novelas de ciencia ficción. Hoy en día la robótica vive una de sus mejores etapas en la que la ciencia y la tecnología han alcanzado un nivel importante para desarrollar una gran cantidad de proyectos que hasta hace nada parecían imposibles.
De todos los robots que hoy se diseñan y construyen, los que hoy nos ocupan son los que mejor captan la atención del público, llenando las redes sociales de vídeos curiosos con las hazañas que estas máquinas pueden realizar. Son los llamados Bio-bots un tipo de robot cuyo diseño está inspirado en la naturaleza, pero principalmente en animales.
Los científicos siempre se han inspirado en la madre naturaleza pues todavía nos queda mucho por aprender de ella. La forma en la que muchos animales consiguen desplazarse por este mundo, muchos de ellos con mayor agilidad que los propios humanos, ha llevado a los investigadores a diseñar robots con formas parecidas a estos seres vivos para que sean capaces de llegar donde los humanos no podemos y ser nuestros ojos e incluso manos en un sin fin de situaciones.
Este robot araña es tan terrorífico como una tarántula de verdad
Como ya hemos dicho, la utilidad de estos robots no tiene límites, podemos encontrar bio-bots pensados para realizar reparaciones en la construcción, otros pensados para la exploración del medio marino o incluso de otros planetas y, por supuesto, son perfectos para localizar víctimas en zonas devastadas por alguna catástrofe natural. Pero vamos con algunos de los mejores ejemplos.
Abejas marcianas

Las abejas, esos insectos cuyo tamaño no es proporcional a la importancia que tienen en el equilibrio de nuestro planeta. Estos bichos son la apuesta de nada más y nada menos que los ingenieros de la NASA, lo cuales han decidido crear unas abejas robóticas que se dediquen a explorar Marte allí donde los rovers no pueden llegar.
El proyecto bautizado bajo el nombre de Marsbee, está trabajando en estos momentos para desarrollar un robot que cumpla con la anatomía de estos seres y tiene como principales retos mejorar la aerodinámica del vuelo del bio-bot así como reducir el consumo energético al mínimo, para que la batería sea lo más pequeña posible.
SpotMini

Este robot es el último de una larga familia de robots creados por la empresa Boston Dynamics. Inspirado en los perros, nos ha demostrado en sucesivos vídeos que es capaz de subir y bajar escaleras sin titubear, recoger una lata y tirarla a la basura e, incluso poner el lavavajillas; también se le da de fábula abrir puertas incluso con una persona poniéndole todo tipo de trampas.
Robots cucaracha y serpiente de Rolls-Royce reparan motores de avión
Snakebot

Las serpientes es uno de los animales que más parecen inspirar a los ingenieros, junto con los insectos. Su tamaño pequeño y capacidad de arrastrarse por cualquier espacio y superficie la convierten en uno de los diseños más usados. Robots como este de la Universidad de Carnegie Melon abundan en la industria.
En vez de colmillos, se les instala una cámara en los que podría considerarse como la cabeza para poder ver por ejemplo dentro de las alcantarillas o en tuberías o entre escombros.
Robótica suave
Pero, ¡atención!, porque existen otro tipo de bio-bots que van más allá. Se les conocen también como robots biohíbridos y combinan la robótica con células o tejido muscular vivo. La electricidad o la luz provocan que el tejido celular se contraiga y doble el esqueleto artificial del robot, haciendo que este se arrastre o incluso nade.

Un ejemplo alucinante sería la Manta Robótica Biohíbrida construida con células del corazón que, como podéis ver en el vídeo, reaccionan a los rayos con impulsos que la permiten nadar por el agua.
Este tipo de robots, forman parte de una rama de la robótica conocida como Robótica Suave que intenta crear robots con materiales blandos similares a los de los organismos vivos. Estas características hacen que sean robots más flexibles y mucho más seguros cuando trabajan con personas en ámbitos como el de la medicina.

Otro ejemplo de robot blando sería el Octobot, un pequeño pulpo creado por el Instituto Wyss de Harvard sin ningún componente sólido. La piel es de silicona y las reacciones químicas de los microfluidos de su interior impulsan el movimiento de los tentáculos. Quedaros con él, porque Octobot representa el principio de lo que serán las futuras máquinas autónomas blandas.
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