Los tomates del futuro llegan con más vitamina D gracias a modificación genética, el sabor ya es otro tema

Aunque pueda sonar poco natural, la Foodtech o tecnología de los alimentos es la fusión de la industria alimentaria con la tecnológica. Esta se basa en la innovación y la transformación de la industria alimentaria, pero su principal objetivo es crear sistemas más eficientes que ayuden a construir un futuro más sostenible.

La ciencia de los alimentos o FoodScience, son básicamente startups del sector foodtech que se diferencian por la innovación en la tecnología alimentaria, en el propio producto o en la transparencia de su composición.

Pues bien, en este caso vamos a hablar de los investigadores del Centro John Innes y su preocupación por la falta de vitamina D en el ser humano.

Y es que, esta carencia parece aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, algunos tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes y debilitamiento de huesos y músculos, entre otras muchas.

La idea de estos investigadores fue la demodificar genéticamente tomates. Se sabe que esta fruta contiene de forma natural un precursor de la vitamina D conocido como 7-DHC, aunque en niveles muy bajos y sólo en las hojas, que no suelen consumirse.

Mediante el sistema de edición genética CRISPR-Cas9, del que ya hemos hablado en otro artículo,han conseguido que esta enzima se acumule en la pulpa, la piel y las hojas del tomate a niveles mucho más altos, sin que esto afecte al crecimiento, desarrollo o rendimiento de las plantas de tomate.

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Además de hacer que el fruto del tomate sea más nutritivo, el equipo afirma que las hojas, ahora con un mayor aporte de vitamina D, también podrían utilizarse para fabricar suplementos, en lugar de tirarlas.

La tecnología alimentaria es uno de los sectores de mayor crecimiento, con un valor estimado de 340.000 millones de euros para 2027. En la actualidad, las empresas alimentarias utilizan sensores, plataformas digitales, blockchain e inteligencia artificial para mejorar la calidad y la cantidad de los productos. 

Otras plantas, como la berenjena y la patata, tienen las mismas vías bioquímicas, lo que significa que el mismo tipo de edición genética podría utilizarse para hacerlas más nutritivas.

En el futuro, solo podemos esperar más innovaciones en la industria alimentaria, impulsadas por las demandas de los clientes y las mejoras en los procesos de producción, ante una situación mundial que se nos está yendo de las manos.