Los científicos creen que el traductor de inteligencia artificial para cerdos, que convierte los sonidos que emiten en emociones, podría utilizarse para controlar automáticamente el bienestar de los animales y allanar el camino hacia un mejor tratamiento del ganado allá donde se críen.

"Hemos entrenado el algoritmo para decodificar gruñidos de cerdo. Ahora, necesitamos a alguien que quiera desarrollar el algoritmo en una aplicación que los granjeros puedan usar para mejorar el bienestar de sus animales", dice la Dra. Elodie Briefer, experta en comunicación animal que ha codirigido el trabajo en la Universidad de Copenhague. 

La Inteligencia Artificial será la protagonista. El papel que tendrá en este 2022

En colaboración con un equipo internacional, la doctora entrenó una red neuronal para aprender si los cerdos experimentaban emociones positivas, como la felicidad o la excitación, o negativas, como el miedo y la angustia, utilizando grabaciones de audio y datos de comportamiento de cerdos en diferentes situaciones, desde su nacimiento hasta su muerte.

Utilizaron la IA para analizar sonidos de 7.414 de cerdos grabadas de más de 400 animales. Aunque la mayoría de las grabaciones procedían de granjas, otras procedían de recintos experimentales en los que los cerdos recibían juguetes, comida y objetos desconocidos para explorar.

"Al entrenar un algoritmo para que reconozca estos sonidos, podemos clasificar el 92 % de las llamadas en la emoción correcta", explica Briefer.

La inteligencia artificial como principal aliada en la conservación de la vida animal

Los resultados fueron sorprendentes: los diferentes ruidos representaban emociones de todo tipo y reflejaban situaciones positivas, como acurrucarse con los compañeros de camada, ser amamantados por sus madres, correr y reunirse con la familia, hasta situaciones negativas que iban desde peleas de lechones, aplastamiento, castración y espera en el matadero. 

Además, los investigadores crearon varios escenarios simulados para los cerdos, diseñados para evocar emociones más matizadas. También colocaron objetos nuevos y desconocidos en el experimento para que los cerdos interactuaran.

Con esto, los investigadores descubrieron que había más chillidos agudos en las situaciones negativas. Mientras tanto, los gruñidos de tono bajo se oían de forma generalizada, independientemente de la situación. Los gruñidos cortos, sin embargo, eran generalmente una buena señal de satisfacción porcina.