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Wifi: Pasado, presente y futuro de una tecnología que nos cambió

Ofrecido por AVM

Niña con un móvil y un ordenador conectados a una red WiFi

AVM

La tecnología Wifi ha ido evolucionando a lo largo del tiempo: primero llegaron los puntos de acceso gratuitos en espacios públicos y luego los primeros routers inalámbricos en casa.

Lo usamos cada día en casa, en el trabajo, el transporte público, tiendas, bibliotecas, etc. Estamos tan acostumbrados a utilizarlo que prácticamente no reparamos en ello... hasta que falla. 

El Wifi forma parte de nuestras vidas, igual que la electricidad o el agua corriente. Pero a menudo olvidamos que hace poco más de 20 años que esta tecnología llegó a nuestras vidas para quedarse. 

¿Te imaginas un día sin Wifi? 

Probablemente, empezaría con mal pie, porque tu despertador inteligente no sonaría; Alexa, Siri o el Asistente de Google no te darían los buenos días; las luces de tu hogar domótico se quedarían a oscuras; y tu termostato inteligente no encendería la calefacción, para caldear la casa. 

Mientras desayunas, tampoco podrías escuchar tu podcast favorito ni programar tu lavadora o cualquier otro electrodoméstico conectado para poder adelantar las labores de casa. Y, a la hora de ir al trabajo o estudiar, la cosa tampoco mejoraría. 

Además de no poder consultar la previsión meteorológica o del tráfico, una vez que te adentraras en el metro o en un túnel, no podrías escuchar música en streaming, leer prensa online o consultar tus redes sociales

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Y, al llegar a tu centro de trabajo o de estudios, la maraña de cables de red conectando todos los ordenadores, para suplir la falta de conectividad inalámbrica, haría realmente difícil dar un paso sin tropezar. 

De vuelta a casa, olvídate de ver tu serie favorita en Netflix, jugar a la PlayStation o el ordenador o relajarte escuchando música en tu altavoz sin cables. Por no hablar de hacer un pedido en Amazon sentado cómodamente en el sofá con el tablet, o de mantener una videollamada con tu familia o amigos. 

Sí, la vida sin Wifi sería muy aburrida. Es cierto que las conexiones de datos como 4G o el 5G pueden suplir muchas de sus funciones. 

Los diferentes dispositivos inteligentes que tienes en tu casa (ordenadores, smartphones, tablets, altavoces, consolas o SmartTV) pueden conectarse a Internet y comunicarse entre ellos, en tu red doméstica, gracias a la acción del router.
Los diferentes dispositivos inteligentes que tienes en tu casa (ordenadores, smartphones, tablets, altavoces, consolas o SmartTV) pueden conectarse a Internet y comunicarse entre ellos, en tu red doméstica, gracias a la acción del router.

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Pero, teniendo en cuenta que según Cisco el tráfico Wifi es tres veces superior al de los datos móviles, si tuviéramos que depender únicamente del Internet móvil, navegar por la Red sería mucho más lento debido a la saturación de las redes móviles. 

Y, por otro lado, resultaría prácticamente imposible disponer de una conexión de calidad dentro de los edificios. 

Sin embargo, no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que, para navegar, se necesitaban cables. Pero mucho antes, a alguien ya se le había ocurrido que las ondas de radio podían servir para más cosas. 

Protocolo IEEE 802.11 o Wifi para los amigos 

La idea de utilizar ondas de radio para transmitir paquetes de datos se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la actriz e inventora Hedy Lamarr patentó una tecnología de comunicaciones secretas por ondas de radio, pensada para poder evitar la intercepción de los submarinos. 

No obstante, siendo demasiado avanzada para su tiempo, la propuesta fue desechada por las armadas de las potencias aliadas.

No fue hasta los años 70 cuando el desarrollo de la electrónica permitió crear un sistema para poder llegar a transmitir paquetes de información digital a distancia, mediante ondas de radio. 

Desarrollado por la Universidad de Hawái, este protocolo llamado ALOHAnet se empezó a usar en 1971 para unir sin cables las redes informáticas de los campus universitarios de las islas del archipiélago de Hawái. 

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La tecnología siguió evolucionando y, a principios de los años 90, las compañías NCR Corporation y AT&T Corporation inventaron la tecnología WaveLAN, el precursor más directo del Wifi, para usarla en cajeros automáticos.

Pocos años después, en 1997, nacería el protocolo de telecomunicaciones IEEE 802.11, que permitía transmitir datos entre dispositivos a una velocidad de... ¡apenas 2 Mbps! 

Los fabricantes tecnológicos vieron potencial en el invento, aunque pronto se encontraron con un problema: la denominación IEEE 802.11 era demasiado árida para los consumidores. 

De modo que contrataron a una empresa especializada en branding para que le diera un nombre más atractivo. La propuesta ganadora fue ‘Wifi’, una abreviación de la marca comercial Wireless Fidelity, que en inglés significa ‘fidelidad sin cables o inalámbrica’

La nueva tecnología fue presentada al mundo por la recién constituida Wi-Fi Alliance en el año 1999. De esta forma, había nacido el Wifi tal y como lo conocemos hoy. 

Ese mismo año, Apple fue el primer gran fabricante de ordenadores que incorporó la tecnología Wifi a sus productos, bajo la denominación AirPort

En una de sus keynotes más memorables, el propio Steve Jobs alabó las virtudes de la conexión Wifi en el evento MacWorld de ese año. 

Para ello, enseñó cómo navegar por Internet sin cables desde un iBook... mientras pasaba un aro de hula-hoop alrededor del portátil, para de esta forma demostrar que usaba una conexión inalámbrica, sin trucos. 

Más rápido, más lejos y también más seguro 

Pronto quedó claro que la velocidad del estándar IEEE 802.11 era demasiado reducida para todo lo que queríamos hacer sin cables. 

De modo que empezaron a sucederse nuevas generaciones Wifi cada vez más rápidas y con mayor alcance: IEEE 802.11a, IEEE 802.11b, IEEE 802.11c... A su vez, cada nueva generación incorporaba nuevas medidas de seguridad, para proteger las transmisiones. 

A principios de la década de 2000, los puntos de acceso Wifi empezaban a estar presentes en sitios públicos como aeropuertos, estaciones, centros de convenciones, etc. El Wifi también comenzaba a penetrar en los hogares y las oficinas con la llegada de los primeros routers inalámbricos. 

Routers de AVM

Por ejemplo, el pionero FRITZ!Box Fon WLAN, presentado por la compañía alemana AVM en 2004. ¡Por fin era posible navegar en cualquier parte sin tener que depender de los cables! 

A medida que se generalizaba su uso, surgieron crecientes preocupaciones respecto a la seguridad de las redes Wifi. El primer estándar IEEE 802.11 ya incluía el protocolo de cifrado WEP, que permitía usar una clave para cifrar la información transmitida en la red inalámbrica. 

Sin embargo, al principio lo más habitual era dejar las redes desprotegidas para facilitar la conexión, y porque no todos los dispositivos eran compatibles con el estándar WEP (que además era relativamente fácil de hackear)

Con el paso de los años, se comprobó que las redes abiertas o poco protegidas eran vulnerables a todo tipo de riesgos: desde vecinos que se conectaban sin permiso a ciberdelincuentes que robaban datos entrando en redes inalámbricas ajenas. 

AVM

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Por eso, en el año 2003, se introdujo el estándar WPA (siglas en inglés de ‘acceso Wifi protegido’), un protocolo de seguridad que requiere autenticación y cifrado para conectarse a la red (después se pasó a WPA2 y ahora se usa la última versión, WPA3). 

Otras mejoras introducidas en los últimos años en la tecnología Wifi son las dos bandas de frecuencia (2,4 y 5 GHz), que permiten mejorar el alcance de las redes inalámbricas; el beamforming, que apunta la señal que emiten las antenas a donde se encuentran los dispositivos conectados, para así conseguir una mayor velocidad; el sistema Wifi Mesh para crear redes combinando varios puntos de acceso inalámbricos, con objeto de tener cobertura en cualquier rincón de la casa o la oficina; o la tecnología MU-MIMO, que permite que diversos dispositivos se conecten al router a la vez, sin que disminuya la velocidad. 

Wifi en todas partes, ¡incluso en el espacio! 

Hoy en día, existen más de 16.000 millones de dispositivos con certificación Wifi en todo el mundo, según la Wi-Fi Alliance. 

De los ordenadores, teléfonos y tablets con Wifi, hemos pasado a conectar también videoconsolas, televisores, altavoces, reproductores de música, electrodomésticos, sistemas de domótica, etc. 

Y la cifra no va a parar de crecer en los próximos años gracias al Internet de las Cosas (IoT), que promete elevar por encima de los 30.000 millones el número de dispositivos conectados a Internet, desde sensores para la recogida de datos a vehículos, maquinaria, drones, etc. 

La infraestructura de conexión tampoco ha dejado de desarrollarse. Existen millones de puntos de acceso Wifi públicos en todo el mundo. 

En muchos sitios, representan la única forma en que la población puede conectarse a Internet, para así poder acceder a servicios como la educación o la sanidad. Incluso hay proyectos para llevar la tecnología Wifi al espacio

Por ejemplo, la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) está ensayando su uso para automatizar los acoplamientos autónomos entre naves y módulos en órbita, lo cual facilita futuras misiones a la Luna y a Marte. 

Pero, sin duda, las futuras aplicaciones de esta tecnología de conexión pasarán por las mejoras que incorporen las próximas generaciones del estándar inalámbrico IEEE 802.11.

 

Actualmente se está implementando Wifi 6, la sexta generación de este protocolo, que además de una mayor seguridad, también ofrece más velocidad y menos interferencias. 

Por ejemplo, el FRITZ!Box 6660 Cable incorpora Wifi 6 con velocidades asombrosas de hasta... ¡2.400 + 600 Mbps! Al mismo tiempo, ya se está trabajando en Wifi 7, una nueva vuelta de tuerca a las redes inalámbricas que promete numerosas e interesantes novedades. 

Para empezar, hasta 30 Gbps de velocidad máxima teórica (treinta veces más que el 5G) y una nueva banda de 6 GHz que permitirá conectar todavía más dispositivos a un mismo punto de acceso. 

Han pasado más de 20 años desde que empezamos a descubrir la sensación de libertad que supone conectarse a Internet sin tener que depender de un cable. 

Actualmente, la tecnología Wifi forma parte de nuestras vidas, hasta un punto en el que nos costaría imaginar un día sin las comodidades que nos ofrece. Y todo parece indicar que, a pesar de tener dos décadas de existencia a sus espaldas, queda Wifi para rato.

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Etiquetas: WiFi, AVM