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¿A dónde nos van a llevar las políticas comerciales de Trump?

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El rumbo que Donald Trump le está dando al comercio internacional hace saltar las alarmas en el resto del mundo. Las principales bolsas se resienten cada vez que el magnate anuncia una nueva medida política, como la suspensión de la reforma sanitaria de su predecesor, el final de la neutralidad de internet o los nuevos aranceles a productos imprescindibles para industrias tan potentes como la automovilística. 

Durante las elecciones a la presidencia de Estados Unidos de 2016 en las que Trump se enfrentaba a Hillary Clinton, el magnate ya dejó muy claras sus ideas sobre el comercio internacional y la dirección que según él debía tomar la industria tecnológica.

Silicon Valley temía por las inversiones en startups; las políticas de emigración que suponían una barrera para la contratación de talento extranjero, del que tanto se nutre la innovación; el futuro de Internet y la privacidad de los internautas, entre otras cuestiones.

El pasado 23 de abril la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) ponía fin a la neutralidad de internet en EEUU.  En 2017 el Congreso, en su mayoría republicano, aprobaba una ley que permite a las grandes empresas usar a su antojo la información y datos personales de los usuarios de internet, una medida totalmente contraría al GDPR establecido en Europa.  Además, empresas como Microsoft se han visto envueltas en una disputa legal contra el Gobierno de EEUU, el cual exigía tener acceso a datos privados de usuarios almacenados en territorio europeo.

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Aunque no haya conseguido construir el famoso muro que prometió en la frontera con Méjico, cosa que no le está impidiendo separar familias enteras, Trump sí está construyendo un muro gigantesco, uno económico con el que pretende impulsar el renacer de la economía estadounidense como hegemonía internacional, pero que podría acabar aislando a Estados Unidos del resto del planeta.

Relaciones con Europa

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Desde que pisó la Casa Blanca ha habido una medida que predominó con el objetivo de poner más difícil a las empresas vender productos fabricados en el extranjero: los aranceles. 

A pesar de los esfuerzos de los países europeos por convencer a Trump de que no suspendiera la exención que tenían los aranceles de las importaciones de acero y aluminio proveniente de la Unión Europea, Canadá y México, el presidente de EEUU no cedió y ahora el tono con el que los europeos se dirigen a Trump ha dado un cambio de sentido.

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La Unión Europea hacía pública hace un mes su respuesta a las políticas del magnate, por cada producto europeo que tenga arancel, habrá uno de Estados Unidos. "Defenderemos los intereses de la Unión, en pleno cumplimiento de la ley de comercio internacional" aclaraba Jean-Claude Junker, presidente de la Comisión.

El acero proveniente de la UE tendrá un arancel del 25%, mientras que el del aluminio será de un 10%. En el caso de Europa aún no se han confirmado los productos, pero según el Acuerdo de Salvaguardias de la OMC, que permite utilizar medidas de reequilibrio correspondientes al daño causado, las estimaciones de la Comisión Europea son de 6.400 millones de euros. 

"Creo que la Unión Europea es un enemigo". Tras su paso por Europa esta pasada semana con motivo de la cumbre de la OTAN y su reunión con los distintos gobernantes europeos, la CBS publicaba una entrevista con Trump en la que aseguró que EEUU tiene muchos enemigos, Europa, Rusia y China, alegando que se habían aprovechado de los estadounidenses. 

Relaciones con China

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Igual que actúa con Europa, Trump arremete contra China. La medida más reciente de este tipo ha sido en enero de 2018 cuando Trump hizo oficial un nuevo arancel del 30% para las importaciones estadounidenses de placas y células solares. La medida pone directamente el foco en el mercado chino que actualmente lidera la lista de fabricación de esta energía renovable con empresas como Jinko Solar, JA Solar o Risen Energy. Todas las células solares con mayor potencia de 2,5 gigavatios tendrán el primer año un arancel del 30% que irá reduciéndose a medida que pasen los años.

Empresas tan conocidas como Samsung y LG también van a tener trabas a la hora de vender sus lavadoras. A partir de las 1,2 millones de unidades el arancel es de 50% del precio el primer año.

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El gobierno chino contestó con otra subida de aranceles a productos estadounidenses. Soja, maíz, arroz, frutos secos, cerdo, pescado, y vehículos son los principales productos que China ha seleccionado para causar en la economía de Estados Unidos la misma pérdida de 34.000 millones de dólares que ellos han sufrido con las políticas arancelarias del país americano. En concreto, China es el principal cliente de EEUU en soja, gastando unos 12.000 millones de dólares anuales en este producto agrícola.

Aunque, hasta ahora estas subidas de aranceles no han afectado a productos como los smartphones, en la última lista de productos fabricados en China que la administración estadounidense ha propuesto para subir los aranceles estarían incluidos el Apple Watch y otros dispositivos de Fitbit y Sonos. Si esta lista entra en vigencia este otoño estos productos se enfrentarían a un arancel del 10% lo que obligatoriamente aumentaría su precio final.

Caso ZTE

Logo de ZTE

Otra de las tácticas de bloqueo comercial que llevan a cabo Trump y su equipo es ir directamente a por las empresas. El caso que más ha dado que hablar es el de ZTE. El fabricante de móviles se encontró hace unos meses con una sanción de Estados Unidos por violar los acuerdos de exportaciones. En concreto, haber suministrado componentes tecnológicos a Corea del Norte e Irán, países que tienen un bloqueo por parte de Estados Unidos y sus aliados.

Esta acusación bloqueó todas las actividades comerciales del fabricante chino con empresas norteamericanas, lo que le suponía la imposibilidad de acceder a procesadores y componentes imprescindibles para un teléfono móvil. ZTE en concreto usa los procesadores fabricados por Qualcomm con sede en San Diego (California). Por lo que durante el tiempo que duraron las negociaciones y el bloqueo, la compañía se vio obligada a frenar las ventas de sus dispositivos por todo el mundo. 

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Además, la compañía también fue denunciada hace un mes por violación de patentes. Esta situación no solo afectó a ZTE, sino a las compañías como Qualcomm que vieron como perdían a un cliente importante y bajaban sus acciones en la bolsa. 

A principios del mes de junio la cifra de perdidas de la compañía a causa del bloqueo superaban los 300 millones de dólares. Pero, las últimas noticias apuntan a que la pesadilla de la compañía asiática ha terminado, pues habría llegado a un acuerdo con el Gobierno de los EEUU que le permitir retomar su actividad en ese país, aunque a cambio deba pagar una multa de 860 millones de euros y  una reserva de 342 millones de euros a modo de seguro por si la administración americana considera que ha vuelto a infringir las normas comerciales. La compañía deberá guardar esa cantidad por un periodo de 10 años.

Hace apenas unos días la Comisión Europea hacía publica una sanción antimonopolio, la más cara hasta el momento, a la compañía estadounidense Google. Un decisión que a Donald Trump no le ha sentado nada bien. El presidente recurría una vez más a su polémica cuenta de Twitter para dejar una sutil amenaza : "Ya os lo dije. Realmente se están aprovechando de los Estados Unidos, pero no será por mucho tiempo".

Consecuencias

Dinero alrededor del mundo

Todas estas barreras están provocando inseguridad y desplome bursátil. El dos de marzo de este año, cuando el presidente norteamericano anunciaba los nuevos aranceles al acero y el aluminio europeos, las bolsas más importantes se desplomaban, el Ibex 35 cerró ese viernes con un retroceso del 2,13%, la mayor caída que sufría después de un año. Por su parte, el Dow Jones, el principal indicador de Wall Street subría, por ejemplo, caídas importantes durante la primera semana de 2017 ante las medidas migratorias de Trump.

Los economistas aseguran que estas políticas acabarán estallándole en la cara a Trump. Aunque las economías europeas y asiáticas se estén resintiendo al principio, el mercado podría reestructurarse en favor de ellas dejando aislado a EEUU en un segundo plano.

China puede perfectamente vivir sin el comercio de Estados Unidos, aseguran muchos. El gigante asiático tiene ahora mismo una población de 1.300 miles de millones de habitantes, mayor que la de EEUU, de 325,7 millones de ciudadanos. Además, un alto porcentaje de esos ciudadanos se situarían en la clase media con el suficiente nivel económico para consumir productos tecnológicos cómodamente.

Además, analistas de Wall Street apuestan por la UE como ganadora de esta batalla comercial iniciada por Trump, ya que los aranceles permitirían a Europa competir de forma más agresiva frente a las compañías estadounidenses en mercados como el de China.

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Sin embargo, el Premio Nobel de economía Robert Shiller advierte que ante esta incertidumbre política las empresas tienden a tomar una posición de "esperar a ver que pasa" que sería la causante de una importante recesión

Todas estas señales de desastre no parecen afectar al actual inquilino de la Casa Blanca, que puede estar cegado por su ya conocido ego y rodeado de una burbuja de aduladores con ideas tan descabelladas como las suyas, o simplemente puede que no le importe.

Lo cierto es que, tras una época en la que el planeta tendía hacía una globalización en casi todos los niveles de la sociedad, el nacionalismo ha vuelto a resurgir con fuerza y las consecuencias de sus políticas proteccionistas están frenando los avances conseguidos. Ahora todo depende de Europa y China que esta semana dejaban clara su apuesta por un sistema multilateral de comercio. Ante las constantes amenazas y la subidas de tarifas comerciales de Estados Unidos, ambas regiones han decidido acelerar sus negociaciones para llegar a un acuerdo de inversión y reforzar sus vínculos comerciales. Mientras tanto, Trump se reunía en Helsinki con Vladimir Putin.

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