Este fue el primer robot de la historia: el punto de partida de la revolución robótica

Desde los nacimientos de la civilización humana, la fascinación por dar vida a seres metálicos ha dejado en el aire una gran duda: ¿Cuál fue el primer robot de la historia?
La historia de la tecnología y la ingeniería está llena de grandes e increíbles avances que han redefinido la forma en que la sociedad interactúa con el mundo que les rodea. Uno de los logros más asombrosos en este proceso evolutivo es la creación de robots, máquinas que imitan o realizan tareas humanas.
Sin embargo, el punto de partida de esta trayectoria plantea una gran pregunta: ¿Cuál fue el primer robot de la historia?
- Un paseo por la historia de los primeros autómatas y seres mecánicos
- Unimate: el pionero de la automatización industrial
Un paseo por la historia de los primeros autómatas y seres mecánicos
La idea de crear máquinas que emulen el trabajo humano no es en absoluto una idea actual. En la antigüedad, las civilizaciones ya soñaban con autómatas y seres mecánicos.
Por ejemplo, en la mitología griega, el mito de Talos destaca como uno de los primeros relatos que hace referencia a una figura mecánica. Talos, un gigante de bronce, fue creado por Hefesto, el dios del fuego y la metalurgia, para proteger la isla de Creta.

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Por otro lado, en la civilización egipcia, se dice que el faraón Saquara II (c. 2700 a.C.) poseía un mecanismo que podía abrir y cerrar puertas en sus tumbas. Asimismo, en la antigua China, los alquimistas desarrollaron pequeños autómatas que podían moverse, pero su naturaleza exacta y propósito siguen siendo un misterio.
La Revolución Industrial marcó un punto de inflexión en la historia de la tecnología y la automatización. A medida que la maquinaria y la producción en masa cobraban fuerza, surgió un interés en la creación de máquinas automatizadas.

Uno de los nombres más destacados en este período es el de Jacques de Vaucanson, un inventor francés del siglo XVIII. Este diseñó autómatas famosos, como un pato mecánico que podía moverse, comer y digerir el grano, y una tejedora automática que demostraba la potencia de la maquinaria en la producción textil.
El siglo XX vio un avance increíble en la tecnología y la robótica, llevando la creación de robots a un nivel completamente nuevo. Uno de los pioneros más influyentes fue el escritor checo Karel Čapek, quien acuñó la palabra "robot" en su obra de teatro RUR (Robots Universales Rossum) en 1920.
Aunque los robots en la obra de Čapek eran seres biológicos sintéticos, el término se convirtió en sinónimo de máquinas autónomas en la cultura popular.
Un nombre que surge en este contexto es Elektro, un autómata icónico creado en 1939 por Westinghouse Electric Corporation. Aunque a menudo se le denomina el "primer robot", Elektro era una creación de gran escala que podía moverse y hablar, pero no estaba programado para realizar tareas autónomamente.

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Unimate: el pionero de la automatización industrial
El primer robot electromecánico ampliamente reconocido es Unimate. Desarrollado en la década de 1950 por George Devol y Joseph Engelberger, este se convirtió en el primer robot electromecánico programable y controlado por ordenador en ser utilizado en una línea de producción.
El nacimiento de Unimate se remonta a la colaboración entre Devol y Engelberger. Devol, un inventor y empresario, patentó la idea de un "dispositivo manipulador programado" en 1954, sentando las bases para la creación de robots industriales. Por otro lado, Engelberger, un ingeniero y empresario, reconoció el potencial de esta invención y se asoció con Devol para llevarla a la realidad.

El primer desafío al que se enfrentaron fue encontrar una aplicación industrial viable para su creación. Finalmente, encontraron un socio en General Motors (GM), que vio el potencial de utilizar robots para tareas de soldadura en su línea de producción de coches. En 1961, Unimate fue instalado en la planta de GM en Ewing Township, Nueva Jersey, marcando un hito en la historia de la automatización.
Unimate era un robot grande y pesado, con una estructura robusta que le permitía realizar tareas de carga y descarga de piezas en una línea de producción. Este era programado para realizar movimientos precisos y repetitivos, lo que aumentaba la eficiencia y la calidad del proceso de soldadura.

Como era de esperar, tuvo un impacto transformador en la industria, permitiendo una mayor producción y una mejora en las condiciones laborales al reducir la exposición de los trabajadores a situaciones peligrosas.
A medida que el éxito de Unimate creció, más industrias comenzaron a reconocer el valor de la automatización. El robot pronto se encontraba en uso en sectores como la fabricación de alimentos, la industria del plástico y la producción de productos electrónicos.
Su versatilidad y capacidad para realizar tareas precisas y repetitivas abrieron un mundo de posibilidades en la producción en masa y la mejora de la calidad.
El trabajo de Devol y Engelberger sentó las bases para una nueva era en la fabricación y la tecnología, y su contribución fue fundamental para allanar el camino hacia una mayor integración de los robots en la vida cotidiana.
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