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¿Qué es un robotaxi y cuándo los veremos circular por las calles?

La idea de un taxi totalmente autónomo, conocido como robotaxi, ya ocupa a grandes empresas que se están encargando de su desarrollo. Sin embargo, este es un trabajo que no va a ser nada fácil.

La época actual que vivimos es de tecnología y más de automatización. La gente está obsesionada con la tecnología, y que esta realice sus funciones de forma automática se ha convertido en una parte casi de la vida de todos y que muchas empresas persiguen en sus productos.

Una de estas tecnologías automatizadas es la robótica. A día de hoy existen vehículos autónomos en el mercado impulsados por sistemas inteligentes de alta gama basados en IA con aprendizaje automático y dispositivos IoT. Como la gente está tan entusiasmada con los vehículos autónomos, ha surgido una innovación llamada robotaxi. 

Complicados superordenadores de conducción autónoma sobre ruedas que requieren una informática de alto rendimiento y un complejo proceso de diseño. Muchos pueden tener la idea de que se pueden programar robots u ordenadores para hacer prácticamente cualquier cosa. Es cierto, pero en realidad estos sistemas se programan con precisión y exactitud, pero para una tarea específica. 

Con el robotaxi la cosa cambia y muchas empresas se encuentran persiguiendo el mismo objetivo: que se convierta en un método de transporte seguro. Veamos un poco más a fondo este concepto y todo lo que envuelve esta tecnología tan compleja.

Android Auto

¿Qué es un robotaxi?

Un robotaxi se define como un vehículo totalmente autónomo que puede recoger y dejar pasajeros en sus destinos sin necesidad de que haya un conductor dentro del coche. En términos sencillos, un robotaxi es una versión autoconducida de un taxi o un Uber. 

Los conductores son la razón de los altos costes de los servicios de transporte. Se cree que los vehículos autónomos pueden ayudar a reducir estos costes y hacer que el transporte sea más asequible para el uso diario. 

Robotaxi

Estos robots taxi utilizan sensores que permiten a los coches ser conscientes de su entorno. Ayuda a crear un mapa visual de la carretera, permitiéndole "ver" lo que tiene delante. Esto se refuerza con cámaras, para crear un mapa visual mejor y también pueden utilizarse otros tipos como radares, ultrasonidos e infrarrojos. Así se crean los ojos o el sistema visual de un coche autoconducido.

Ahora bien, que sean capaces de "ver" es inútil si no pueden interpretarlo. Para una máquina, los datos procedentes de los sensores no son más que píxeles. Deben ser capaces de reconocer patrones en los píxeles. Luego hay que procesarlos para convertirlos en información que el coche pueda interpretar. 

Hombre limpiando su coche a mano

Sin embargo, a diferencia de otras tecnologías, un mal paso puede generar graves problemas ya que jugamos con las vidas humanas.

La arquitectura definida por software y los chips de Nvidia optimizados para redes neuronales profundas son el núcleo de los vehículos autónomos. Sin embargo, no es fácil simplemente instalar esta infraestructura y ponerla en marcha en la carretera. 

Las principales barreras al crecimiento del robotaxi son la normativa, la aceptación de los clientes y las limitaciones tecnológicas. Por otra parte, el elevado coste del robotaxi también supone una barrera para la producción en masa. Lanzar un robotaxi sigue siendo una idea muy compleja que solo grandes empresas pueden intentar al menos llevarlo a cabo.

Robotaxi GM Cruise

GM Cruise

Grandes empresas con el mismo objetivo y China como un gran mercado emergente 

El robotaxi es un mercado en alza que se espera que valga 1.030 millones de dólares en 2023 y aumente hasta 38.610 millones en 2030. La pandemia provocó una caída masiva del sector del transporte, ya que los conductores no podían arriesgarse a coger pasajeros al azar. Los pasajeros también creen que un conductor infectado es un portador de alto riesgo.

El sector depende en gran medida de los conductores, y la necesidad de robotaxis es real. Esto provocó un aumento del interés de los inversores, lo que se tradujo en el incremento del valor del mercado. Entre los principales accionistas de este mercado se encuentran empresas como Tesla, Waymo, Lyft, Uber y Ford, entre otras. 

Waymo de Alphabet es un ejemplo de un coche autónomo de nivel 4. Fuente: Waymo
Waymo de Alphabet es un ejemplo de un coche autónomo de nivel 4. Fuente: Waymo

Todas las empresas están avanzando rápidamente, y la mayoría de ellas dependen en gran medida de los chips de Nvidia. Una cosa es desarrollar un coche autónomo capaz de conducirse a sí mismo, pero otra totalmente distinta es poder desplegarlo en las carreteras. Las complicaciones que entraña este asunto son graves.

Además, una vez que los robotaxis estén listos, se enfrentarán a retos normativos por parte de las autoridades, que no permitirán un acto de tan alto riesgo. Además, existen graves problemas en relación con las regularidades de los seguros en cuanto a quién asume la culpa en caso de accidente. 

"Creemos que faltan diez años para que veamos flotas de robotaxis. No llegarán pronto ni con los sistemas de detección más avanzados del mundo", explica Lucid, una empresa que rivaliza con Tesla.

Robotaxi

Tesla, por su lado, aún no se han dado detalles sobre cuándo podría empezar la producción de su robotaxi, pero es probable que tarde varios años. Tesla aún no ha iniciado la producción del Cybertruck, la próxima generación del Roadster, el Semi o el Tesla Bot, y se espera que todos ellos comiencen en 2023. 

Tal vez lo más limitante de todo sea que el software de autoconducción total de Tesla tendrá que perfeccionarse antes de que se pueda fabricar un vehículo autónomo.

En cuanto a China, destacar que los robotaxis están apareciendo por todo el país. El gigante tecnológico Baidu, más conocido por su motor de búsqueda y conocido a veces como el Google chino, es una de las empresas que está probando el servicio de taxis autoconducidos.

Cargador eléctrico

Baidu está probando sus taxis autónomos en 10 ciudades del país, y acaba de obtener la aprobación para desplegar vehículos totalmente sin conductor en las grandes metrópolis de Wuhan y Chongqing. En la capital, Pekín, donde la empresa tiene su sede, la ley sigue exigiendo que un ser humano se siente en el asiento del copiloto, pero no tiene mucho que hacer.

Con sensores, radares y cámaras instalados por todo el vehículo, un ordenador se encarga totalmente de la navegación. Gracias a los avances tecnológicos, los últimos modelos sólo cuestan unos 37.000 dólares, aproximadamente la mitad que la generación anterior. La bajada de precios allana el camino a la producción en serie.

El primer servicio de Robotaxi ya funciona en China

Baidu

El servicio de Baidu ofrece una experiencia similar a la de las aplicaciones de viajes compartidos como Uber. El usuario descarga una aplicación en su smartphone, indica su ubicación y destino, y aparece un coche. 

La diferencia, de momento, es que los clientes de Baidu deben elegir entre una lista de paradas existentes, como las de autobús, en lugar de elegir cualquier lugar concreto al que quieran llegar. Baidu afirma que ya se han realizado un millón de trayectos desde que puso en marcha el servicio hace cinco años, y tiene previsto ampliarlo a docenas de ciudades chinas de aquí a 2030.

Robotaxi

Taxis autónomos de Uber ya circulan por Las Vegas

Destacar que Uber recientemente se ha asociado con la empresa de tecnología sin conductor Motional (empresa conjunta de Hyundai y Aptiv) para ofrecer viajes en vehículos autónomos en Las Vegas, con planes de expansión a otras grandes ciudades como Los Ángeles, de cara a un futuro muy cercano.

El lanzamiento forma parte de un acuerdo de 10 años que unirá los robotaxis IONIQ 5 totalmente eléctricos de Motional con la plataforma de transporte y reparto de Uber. Motional tiene previsto lanzar en 2023 un servicio público propio sin conductor.

Robotaxi

Los vehículos autónomos de Motional podrán reservarse a través de la aplicación de Uber en Uber X o Uber Comfort Electric. Si hay un coche eléctrico disponible para completar el viaje, Uber emparejará al usuario con el vehículo y la persona tendrá la oportunidad de aceptarlo antes de que se confirme el viaje y se envíe a recogerle. 

Al principio habrá operadores de seguridad humanos dentro de los vehículos, para un mayor control y seguridad, pero Motional y Uber esperan empezar a operar sin conductor en 2023. Al igual que otras asociaciones de Motional, el servicio de robotaxi con Uber será inicialmente gratuito mientras las empresas recogen las opiniones de los usuarios y ven si todo funciona correctamente.

Uber, si recordamos, ya desarrolló su propia flota de vehículos autónomos con la intención de sustituir a todos sus conductores humanos, pero el programa se cerró después de que una mujer muriera atropellada por uno de los vehículos de la empresa en 2017. Parece que esta nueva opción sí que podría resultar acertada y sí que aportaría una mayor seguridad y confianza.

A Todo Gas

Esta es la razón por la que no se puede pedir un taxi autónomo en Europa... todavía

Con varios países ya experimentando con los robotaxis, cabe pensar por qué Europa se encuentra a la cola en esta tecnología.

Actualmente en Europa solo podemos encontrar roboshuttles, que son autobuses o coches que operan dentro de una ruta predefinida con puntos fijos de salida y llegada y, en el caso de los autobuses a una velocidad muy inferior.

Roboshuttles

En resumen, los robotaxis pueden llevar a cualquier persona a cualquier lugar de una zona predefinida, mientras que un roboshuttle sigue la misma ruta. Ahora bien, para entender por qué no podemos llamar a un robotaxi en Europa hoy en día, tenemos que comprender el estado actual del mercado autónomo.

En pocas palabras, en EE.UU., los vehículos de pasajeros deben cumplir las normas federales de seguridad, pero los vehículos autónomos se rigen a nivel estatal, lo que significa que los estados pueden decidir apostar o no por esta tecnología, algo que podría resultar más sencillo. Las cosas, desde luego, son muy diferentes en Europa, ya que la UE exige el acuerdo de varios países.

Volkswagen W12

Ahora bien, tampoco es que falten ganas porque los países con una larga historia de fabricación de automóviles, como Alemania, son los más motivados para avanzar en la automatización de vehículos.

Y esto parece estar calando. La UE aprobó en julio el Reglamento General de Seguridad. Los Estados miembros esperan que su despliegue impulse la innovación y mejore la competitividad de la industria automovilística europea.

Hay otra razón para los retrasos de Europa que va más allá de la normativa y explica por qué tenemos roboshuttles y no robotaxis. En efecto, Estados Unidos y Europa tienen puntos de vista diferentes sobre cómo debe encajar la automatización en el futuro de la movilidad.

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En Estados Unidos, el 45 % de la población no tiene acceso al transporte público y la mayoría de la gente viaja en coches privados. Europa, sin embargo, tiene una red de transporte público más robusta, regulaciones muy complicadas y no tanta inversión privada.

Eso sí, miremos el lado positivo porque realmente lo hay. Y es que, en un futuro conseguiremos evitar el reto que tienen países como China o EE.UU. de pasar de las pruebas a un modelo de negocio viable. En otras palabras, ser el primero significa asumir más riesgos. 

Puede que aún no tengamos robotaxis, pero los roboshuttles han abierto a la gente la idea de los vehículos autónomos y han proporcionado un modelo de negocio viable.

Coche eléctrico cargando

¿Estamos preparados para los robotaxis?¿Por qué es tan difícil que los coches se conduzcan solos?

Tenemos que ser realistas en lo que respecta a los coches autoconducidos. La promesa de un vehículo totalmente autónomo no se cumple de la noche a la mañana. Los fabricantes de automóviles llevan años hablando de la conducción autónoma. Tesla y Waymo llevan ventaja a la competencia, pero les está costando alcanzar ese objetivo.

Ahora bien, ¿por qué es tan difícil desarrollarlo? Veamos en qué se diferencian los humanos y las máquinas a la hora de conducir.

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Los humanos aprendemos a través de un proceso cognitivo. Adquirimos conocimientos a través de la percepción sensorial y dura toda la vida. También vivimos en una sociedad con normas y reglamentos, por lo que para conducir primero debemos pasar un examen.

Las máquinas, sin embargo, no tienen las mismas capacidades. Esto se debe a que la conducción es mucho más compleja, ya que requiere realizar varias tareas a la vez. Un conductor debe tener conciencia de la carretera, visión del entorno, conocimiento de las normas de conducción, buena coordinación ojo-mano y reacción rápida ante el peligro. 

Las máquinas, aunque son excelentes para realizar una tarea específica, no son las mejores cuando se trata de hacer muchas cosas a la vez y ser conscientes de lo que están haciendo. Estas no son más que programas informáticos que realizan su tarea sin ningún pensamiento crítico detrás de sus acciones.

El tiempo de reacción, por otro lado, de un coche probablemente nunca igualará la reacción intuitiva de los humanos. A las máquinas no se les puede enseñar esto, por lo que es menos probable que traten una situación peligrosa con la misma reacción. 

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En los coches autoconducidos, no basta con programarlos para que frenen o se paren o para que obedezcan las normas de tráfico. ¿Qué seguridad hay de que cuando un coche autoconducido gira a la derecha en rojo no atropelle a los peatones que cruzan? ¿Qué pasa si un peatón se cruza de repente delante del coche aunque éste tenga preferencia de paso? y todo esto encima requiere respuestas rápidas.

Al final, las funciones de autoconducción y en concreto el robotaxi probablemente llegue a buen puerto y se popularice. Tiene ventajas al dar al coche cierto nivel de control que permite al conductor preocuparse de otras cosas. Lo importante aquí es la seguridad y que el índice de fallos sea cero. Parece factible, pero muy complicado de hacer realidad.

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