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8 errores que seguramente cometes al guardar la comida en la nevera

Andrea Núñez-Torrón Stock

Alimentos nevera
Depositphotos
A la hora de almacenar alimentos, sobras de comida o productos frescos en la nevera existen varios errores que te pueden hacer perder dinero y desperdiciar alimentos. Te contamos cuáles son los más destacados.

Si eres de los que agolpan sin ton ni son los productos en la nevera, no prestas atención a la temperatura ideal que debe tener este electrodoméstico o te importa un comino la caducidad de los distintos alimentos con los que cuentas en tu hogar, siéntate un par de minutos y presta atención a los errores de almacenaje más comunes en el frigorífico.

Los fallos más frecuentes al guardar comida en la nevera tienen que ver con el espacio, la durabilidad de los frescos o la decisión inadecuada, ya que algunos de estos alimentos están mejor en la despensa -y viceversa-. Para organizarte mejor destacamos ocho errores que puedes empezar a corregir ya mismo.

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8 fallos a la hora de guardar alimentos en tu nevera

  • Todas las frutas y verduras refrigeradas: No todos los vegetales se conservan mejor en frío, sino que algunos pueden ver afectado su sabor y textura, por lo que es mejor conservarlos a temperatura ambiente. Mientras que en la nevera debes guardar champiñones y setas, alcachofas, zanahorias, apio, lechiga, remolacha o rábanos, están mejor a temperatura ambiente la calabaza, el jengibre, las patatas, los tomates, las cebollas, el ajo, el calabacín o la berenjena. Algunas, como los aguacates, solamente deben guardarse en la nevera cuando estén demasiado maduras y puedan estropearse.
  • Lavar todo antes de meterlo en la nevera: Es más recomendable lavar las hortalizas cuando vayas a cocinar y utilizarlas, ya que si al llegar del mercado les echas agua y no se secan del todo,la humedad residual puede provocar el crecimiento de bacterias, moho y por tanto, el desperdicio alimentario. Si prefieres lavarlas al llegar a casa extiéndelas sobre una toalla grande en la encimera y asegúrate de que están totalmente secas. 
  • Poner al frente la comida nueva: Los alimentos más antiguos y con una fecha de caducidad más próxima deben ser guardados en un lugar y delantero, dejando los más nuevos en la parte de atrás, propiciando así un consumo responsable y una reducción de los residuos. Si almacenas frescos en cajas herméticas, tarros o tápers, puedes establecer pegatinas con fechas y recordatorios para organizarte mejor. 
  • No tener en cuenta los distintos puntos de refrigeración: La elección del estante y el lugar donde depositas la comida no es un asunto baladí. La puerta es el lugar con más fluctuaciones de temperatura -donde deben estar bebidas y condimentos-. El estante superior es el menos frío, ideal para yogures o sobras. El estante central es idóneo para alimentos perecederos, como los huevos, la leche o el queso. El estante inferior es el más frío, donde frescos como carne y pescado o huevos tienen su lugar propicio. El cajón es ideal para hortalizas.
  • Tapar las sobras: ¿Cuántas veces has metido una sobra en papel de aluminio y la has rescatado meses después llena de moho? Lo más importante es que estén a la vista, clasificados útiles. De otro modo los pequeños restos de comida que se esconden en platos tapados o paquetes de papel de aluminio en la parte trasera del frigorífico acaban en la basura. Emplea tarros de vidrio transparentes y debidamente señalizados, siempre en la parte delantera de la nevera.
  • Guardar pan en la nevera: El pan debe estar en el congelador y descongelarse en el horno -si no tienes fresco-. En la nevera su humedad desaparece y se vuelve ,más rancio y mucho menos apetitoso.
  • Especias frescas en bolsas en un cajón: Si no quieres encontrar tu manojo de cilantro o perejil marchito en una esquina, lo ideal es meterlas en un vaso de agua con una bolsita que los cubra sin apretarlas, situándolas en el estante alto de la puerta de la nevera. Así, prolongarás su durabilidad. 
  • Latas abiertas: Ya sea atún, unos pimientos del piquillo, aceitunas o legumbres, debes decantar la comida enlatada y ponerla en un recipiente nuevo, trasladando también su líquido. De otra manera, el alimento adquirirá un sabor metálico. Puedes reaprovechar los tarros de vidrio.
  • No tener cajita para los desechos: Si te sobra media zanahoria, un poco de cebolla, una patata, un trozo de tofu... en muchas ocasiones los pequeños restos acaban en la basura. Pero si los juntas en un lugar puedes preparar comidas de aprovechamiento, cremas de verduras, sopas, guisos o todo lo que se te ocurra. Entre todos tenemos que luchar contra el despilfarro de alimentos.

Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.

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