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8 motivos por los que siempre tienes hambre

Andrea Núñez-Torrón Stock

comida
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¿Tu estómago es insaciable y sientes hambre todo el tiempo? ¿Vuelves a tener apetito tan solo un rato después de comer? Esgrimimos algunos de los principales motivos tras tu hambre voraz.

Tranquilo, tener una tenia en las entrañas es una de las opciones menos probables por las que sientes hambre todo el tiempo. Sin embargo, pasar demasiado tiempo en Instagram, descuidar tu higiene del sueño o no escoger bien los alimentos que componen tu dieta son algunos factores de tu apetito desaforado. 

Si siempre tienes hambre y esto es para ti un motivo de preocupación o temes que pueda estar relacionado con algún desorden en tu organismo o problema de salud, te explicamos los principales motivos tras el fenómeno.

8 razones por las que estás hambriento todo el tiempo

  • Te acuestas muy tarde y duermes poco: Si duermes mal y de forma desordenada, tus ciclos circadianos se alteran y con ellos, las hormonas del hambre. Es decir, aumenta la grelina mientras que la leptina -que es la que contribuye a la sensación de saciedad- se hunde. Además, dormir poco propicia que aumenten los niveles sanguíneos de un químico que hace que comer sea más placentero, según un pequeño estudio de la Universidad de Chicago publicado en la revista Sleep en 2016.
  • No desayunas o desayunas mal: Investigadores de la Universidad de Missouri descubrieron que las mujeres que tomaban un desayuno rico en proteínas se sentían menos hambrientas y más llenas durante toda la mañana, e incluso comían menos calorías en el almuerzo, en comparación con las que se saltaban el desayuno o lo basaban en carbohidratos simples. Otra investigación publicada en el American Journal of Clinical Nutrition en 2013 mostró que un desayuno saludable, especialmente uno rico en proteínas, reduce las señales cerebrales que controlan la motivación alimentaria y el comportamiento impulsado por la recompensa. En resumen, que pnueden combatir los antojos y aumentar la saciedad.
  • Te faltan grasas: Por supuesto, haces bien en evitar los alimentos procesados, las versiones saturadas y las grasas trans, pero las grasas sanas son un macronutriente imprescindible en tu dieta. De forma similar a las proteínas y la fibra, también puede ayudarte a sentirte lleno, ya que ralentizan el vaciado del estómago y desencadenan la liberación de las hormonas vinculadas a la saciedad. De esta manera, aumenta el consumo de aceite de oliva, nueces, semillas o aguacates. La American Heart Association recomienda que los adultos sanos limiten las grasas al 20 a 35% del total de calorías diarias (o 44 a 78 gramos para una dieta de 2.000 calorías).
  • Necesitas beber más agua: Las punzadas de hambre muchas veces no apuntan al apetito, sino que indican que tienes sed. Cuando experimentes un antojo procura beber antes un vaso de agua y percibir las sensaciones de tu organismo. Mantenerte hidratadotambién puede ayudarte a controlar apetito y peso, según un estudio publicado en el Journal of Human Nutrition and Dietetics en 2016. Científicos de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign estudiaron los hábitos alimenticios de más de 18.300 adultos y descubrieron que la mayoría de las personas que aumentaron su ingesta diaria de agua en una, dos o tres tazas redujeron hasta 205 calorías diarias, y redujeron su consumo de grasas saturadas, azúcar, sodio y colesterol.
  • Estás expuesto a permanente estrés: Los niveles altos de la hormona cortisol desencadenan a las hormonas del hambre, además de producir glucosa e incrementar la resistencia a la insulina -y por ende, un mayor riesgo de diabetes tipo 2-. Cuando la glucosa en la sangre es alta pero la insulina no funciona normalmente, aumenta el hambre, porque el cuerpo piensa que las células están muriendo de hambre. Prueba las siguientes técnicas de relajación y meditación.
  • Comes pan blanco (y otros hidratos simples): ¿A qué esperas para cambiarte a los carbohidratos complejos? Contienen más fibra, más riqueza en nutrientes, son de absorción lenta y más saludables. Opta por la pasta, el pan o el arroz integral. Un estudio publicado en BMC Public Health en 2014 y que rastreó los hábitos alimenticios y el peso de más de 9.200 graduados universitarios españoles durante un promedio de cinco años, reveló que aquellos que comían solo pan blanco eran más propensos a tener sobrepeso u obesidad que aquellos que favorecían el pan integral.
  • Esperas demasiado entre comidas:  Cuatro a cinco horas de diferencia es lo correcto. Si va a estar más cerca de seis horas, debes tener a mano un piscolabis saludable. Comer a tiempo te permite reconocer mejor las señales de hambre y saciedad, así como digerir completamente carbohidratos complejos y proteínas, lo que mejora tu metabolismo. Tus comidas deben estar equilibradas con alimentos ricos en nutrientes como granos enteros, frutas y verduras, lácteos y proteínas magras.
  • Tus redes sociales están llenas de fotos de comida: Una revisión científica publicada en la revista Brain and Cognition en 2016apunta a que cuando vemos una imagen atractiva de los alimentos en las redes sociales, la sangre se precipita a las partes de nuestro cerebro asociadas con el gusto. De esta manera, queremos comer aunque no sintamos hambre física.

Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.

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