Aunque no nos demos cuenta o no sepamos decir a ciencia cierta cuantas veces lo hacemos, todos nos tocamos la cara en numerosas ocasiones todos los días: nos pican los ojos o nos duelen de cansancio, nos frotamos la nariz o nos limpiamos la boca con el dorso de la mano de forma absolutamente automática. Las zonas en las que tenemos mucosas permiten a los virus ingresar al cuerpo con mayor facilidad. Dado que tocamos muchas superficies y objetos a lo largo del día -desde asientos a pantallas-, el COVID-19 puede pasar de los dedos a la cara.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el nuevo coronavirus, también llamado SARS-CoV-2, se transmite de persona a persona, como muchas otras infecciones respiratorias. Por tanto, esto incluye las gotitas respiratorias producidas cuando alguien estornuda e inhala en los pulmones de otros, y al tocar una superficie contaminada con virus y usar esa mano para tocarse los ojos o la boca. Además de extremar la higiene, ¿cómo evitar tocarnos la cara?

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Nos tocamos la cara más de 16 veces por hora

En un estudio de 2008, se observaron 10 sujetos cada uno solo en un entorno de oficina durante 3 horas. Los investigadores descubrieron que se tocaban la cara un promedio de 16 veces por hora. Otro estudio de 2015 observó a 26 estudiantes de medicina en una universidad de Australia al descubrir que se tocaban la cara 23 veces por hora. Casi la mitad de los toques faciales involucraron la boca, la nariz o los ojos, las vías más sencillas de virus y bacterias a nuestros cuerpos. Incluso se descubrió que los médicos se tocaban la cara un promedio de 19 veces en dos horas.

Estos son algunos consejos para dejar de hacerlo:

• Toma conciencia del cuerpo. Vivimos en una sociedad mecanizada, en la que el juego y la creatividad, así como la autoconciencia del cuerpo, nos son limitados desde que somos pequeños. Tomar conciencia del cuerpo fijándonos en la respiración y en las distintas partes que lo componen -pensándolo como un todo- nos ayudará a ser más conscientes de nuestros propios actos y movimientos. Hacer yoga o ejercicios de relajación muscular puede ayudarte a ello.
• Lleva algo en las manos. Una pelota antiestrés, el móvil, un njugeute estilo fidget cube o cubo de rubik, unas llaves, un bolígrafo... tener un objeto en el que poder descargar el nervio y manipular a tu antojo te ayudará a dejar de tocarte la cara. Si es necesario -aunque no sirva para el contagio- ponte guantes para que su tacto menos agradable te conduzca a o tocarte la cara.
• Recógete el pelo: Es mejor llevar el pelo recogido para no tener que recolocar los mechones. Puedes apostar por un gorro, diadema o bandana incluso dentro de casa si te ayuda.
• Toma infusiones relajantes. Para paliar la ansiedad que puede propiciar el cese de la vida cotidiana y la nueva situación en torno al coronavirus en España resulta fundamental reducir el consumo de alcohol, cafeína, carbohidratos simples o grasas saturadas. Tomar agua, descansar lo suficiente y abogar por la tila y otras infusiones relajantes te ayudará a permanecer en un estado más calmado, tocándote menos la cara por nervios.
• Ponte alarmas y recordatorios en el móvil para fijarte en tus gestos, lavarte las manos periódicamente o echarte gel desinfectante. Presta especial atención a momentos de distracción como cocinar,  navegar por Internet, hablar por teléfono o ver la televisión, cuando es más probable que te sientas tentado a tocarte la cara.
• Objetos de recordatorio. Para recordar que no debes tocarte la cara puedes ponerte un nuevo anillo, una banda de goma en la muñeca o joyas. Todo sirve para aumentar la conciencia en las manos, alentando un comportamiento diferente. También son útiles las notas adhesivas por la casa o realizaractividades mientras ves la tele, como un solitario con cartas, ordenar facturas, coser, hacer manualidades o doblar la colada. La papiroflexia, pintar cuadernos de dibujo o cualquier otro entretenimiento por el estilo son sumamente útiles.
• Desinfectante perfumado para recordar que las manos deben estar lejos de la cara, siendo el olor el reclamo para llamar tu atención.

Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.