Hace 50 años el mundo contuvo el aliento 4 días cuando escuchó la mítica frase: 'Houston, tenemos un problema'
La séptima misión tripulada del proyecto Apolo de la NASA iba a ser la tercera que pisaría la Luna. Pero no llegó nunca a cumplir su objetivo. El mundo se estremeció cuando escuchó la mítica frase: "Houston, tenemos un problema". Durante cuatro tensos días la vida de los astronautas corrió serio peligro. Este fin de semana se cumplen 50 años de la misión Apolo 13 de la NASA.
Resultó un fracaso, porque los astronautas no llegaron a pisar la Luna, pero al mismo tiempo muchos la consideran la misión más exitosa de la NASA. Demostró el excelente entrenamiento de los astronautas, y la genialidad y capacidad de improvisación de los ingenieros de la NASA.
Apolo 13 se lanzó al espacio el 11 de abril de 1970. Los astronautas Jim Lowell, Jack Swigert y Fred Haise tenían como objetivo aterrizar en la Luna. Paradójicamente, la increíble gesta no levantó demasiada expectación. Era el tercer viaje a la Luna en poco más de medio año, y la gente ya se había cansado. 50 años después, hoy sería un acontecimiento que paralizaría el mundo...
La misión transcurrió con normalidad hasta que en el segundo día de viaje, poco antes de llegar a la Luna, se produjo un incendio en el tanque de oxígeno del módulo de servicio, destruyéndolo por completo.
El oxígeno era necesario no solo para respirar, sino para generar energía eléctrica. El módulo de servicio no podía maniobrar, ni mantener el soporte de vida. En esas condiciones los astronautas no solo no podrían aterrizar en la Luna, sino que tampoco tenían asegurado el oxígeno para regresar a la Tierra.
En una solución de emergencia, los astronautas se transladaron al módulo lunar, pensado para aterrizar en la Luna, que tenía su propio soporte vital. Pero no habían solucionado un grave problema: el módulo lunar había sido diseñado para albergar dos astronautas durante dos días, y ahora transportaba tres astronautas en un viaje de vuelta a la Tierra que duraría cuatro días. Aquí se puede ver el módulo de servicio dañado por el incendio:
Al menos los astronautas tuvieron la suerte de que el incendio ocurrió durante el viaje de ida, porque pudieron usar el módulo lunar como bote salvavidas. Si hubiese tenido lugar en el viaje de vuelta, con el módulo lunar abandonado en la Luna, los astronautas habrían muerto.
Desactivaron todos los sistemas posibles y pasaron grandes calamidades por la falta de espacio, el frío y la humedad, así como la falta de agua potable. Solo podrían beber un vaso de agua al día, porque la necesitaban para la refrigeración.
Pero el mayor problema era que tenían que encontrar una forma de desalojar el exceso de dióxido de carbono proveniente de la respiración de los astronautas. El módulo lunar usaba unos purificadores redondos, y no había para todos. Los del módulo de servicio eran cuadrados, y no encajaban.
Usando las cubiertas arrancadas de los manuales, cinta adhesiva y otras herramientas, consiguieron encajar los purificadores.
Superando otros problemas que incluían adaptar el software del ordenador de a bordo sobre la marcha y realizar cálculos manuales, tras cuatro angustiosos días los astronautas consiguieron amerizar en el Océano Pacífico. Deshidratados y con 14 kilos menos Jim Lowell, Jack Swigert y Fred Haise estaban exhaustos, pero vivos.
La misión fue un fracaso, pero al mismo tiempo se considera uno de los mayores triunfos de la NASA: las probabilidades de supervivencia de los astronautas eran bajas. El mítico viaje ha quedado narrado en multitud de libros, y en la película Apolo 13, protagonizada por Tom Hanks.
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