En la montaña Huá Shan se sirve el té más peligroso del mundo
Quizá no lo hayas pensado nunca pero, ¿qué estarías dispuesto a hacer para tomar una taza del mejor té? ¿Jugarte la vida? Eso es lo que hacen miles de visitantes del Monte Huá Shan en China, en donde se sirve el té más peligroso del mundo.
El Monte Hua, también conocido con el nombre de Montaña Huá Shan (Monte Esplendor), es una de las cinco montañas sagradas de China, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad. En esta misma región se encontraron los no menos famosos guerreros de terracota.
Según nos cuenta la periodista Andrea Núñez-Torrón en TICbeat, este escarpado y casi innaccesible monte está salpicado de templos. En la cima de la montaña, a 2.133 metros de altura, se erige un viejo templo taoista convertido en casa de té.
Para llegas hasta allí los viajeros tienen que superar una auténtica odisea digna del mismísimo Indiana Jones. Desde la base hasta la cima son más de dos horas de una complicada caminata que incluye todo tipo de obstáculos.
Para empezar, algunas de las escaleras son tan empinadas que, literalmente, hay que subirlas escalando con las manos. A lo largo del recorrido existen pasarelas de madera en donde la única sujeción es una cadena que recorre la ladera de la montaña. Aunque se ofrecen arnés de seguridad, no son obligatorios.
En otra parte del recorrido, debemos cruzar una pared metiendo los pies y las manos en huecos tallados en la roca de la montaña:
Hay que aclarar que algunos de estos obstáculos son opcionales, porque hay otra ruta alternativa, aunque algo más larga. Pero nadie se libra de las escaleras empinadas y las rampas que se asoman al vacío, con la única protección de una cadena a ambos lados, a modo de balanceante barandilla.
¿Y merece la pena tanto esfuerzo y tensión para tomar una simple taza de te? Según los miles de visitantes que ascienden hasta la cima de la montaña Huá Shan, la respuesta es un rotundo sí. Al parecer este té tiene un sabor único porque se elabora con agua obtenida de la nieve derretida, la lluvia y los manantiales de la montaña.
Me quedo con mi café mañanero de la Nespresso...
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