Tu voz suena como en la grabación, no como tú la escuchas

A todos nos ha pasado alguna vez que al escuchar nuestra voz en una grabación nos ha sonado extraña o poco reconocible. Seguramente tenemos una idea sobre la tonalidad que emitimos, pero no se asemeja a la realidad. Esto tiene una explicación común en todos los humanos.
Al hablar, el sonido de nuestra voz sigue dos vías distintas para llegar al oído, y ahí se encuentra el motivo por el que surge esta confusión. No es un proceso en el que influya la digitalización de la voz para su posterior reproducción, más bien es una proceso corporal.
Por un lado, el sonido llega por vía aérea, la más rápida, de la boca pasa a la oreja de forma casi inmediata; pero también se transmite el sonido mediante nuestra estructura ósea, los tejidos y particularidades de nuestra cabeza, aspecto que da especial valor a las vibraciones de baja frecuencia.
Todo esto provoca que la suma de la conducción aérea y la de baja frecuencia nos haga percibir cierta sensación de que nuestra voz es más grave de lo que realmente es. En definitiva, una voz normalmente -lo sentimos- más agradable que la que llega a los demás.
Así que si escuchas una grabadora o ves un vídeo y piensas que no ha captado exactamente cómo es tu voz, lo más seguro es que sea a la inversa: eres tú el que no escuchas la misma voz que los demás.
En todo caso, puede que no tengas la voz que piensas, pero seguramente saber que a todos nos ocurre te consuele.
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