Sin internet no podrías estar leyendo este artículo, ni ver el vídeo que lo acompaña. La red de redes ofrece una gran cantidad de beneficios que han cambiado por completo nuestras vidas, pero no todo el mundo tiene acceso a esta tecnología. En África, sólo un 20% de la población del continente cuenta con acceso a internet. Pero, ¿y si un mayor número de satélites pudiera solventar esta desigualdad?

En el mundo hay varias empresas que se han propuesto llevar internet a todo los rincones del mundo, entre ellas SpaceX, la compañía creada por Elon Musk, que quiere conseguir este ambicioso reto y parece que sus planes van viento en popa (salvo por algún fallo que ha desencadenado en alguna que otra polémica).

El año pasado la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos dio luz verde al proyecto de SpaceX, conocido como Starlink, y le permitió poner en órbita más de 4.000 satélites que proporcionarán internet de banda ancha a todo el mundo. A la compañía de Elon Musk se le ha dado como fecha límite el 29 de marzo de 2024 para que, al menos, el 50% de esta gran constelación de satélites esté ya en órbita y operando.

Estas son todas las empresas de Elon Musk: desde coches hasta cohetes

Los satélites Starlink estarán conectados en red y mantendrán la misma frecuencia y altura proporcionando internet a una velocidad de gigabit con una latencia máxima de 25 milisegundos. Pero se han encontrado con dos problemas.

El primero es que hace unas semanas se pusieron en órbita los primeros 60 satélites del proyecto Starlink, y todo el mundo estaba muy contento hasta que descubrieron que se ven desde la Tierra. Los satélites se irán separando con el tiempo deshaciendo esta línea y sólo serán visibles al anochecer y al amanecer, pero han resultado ser más brillantes de los que se esperaba.

Resulta que los grandes paneles solares con los que han sido construidos están reflejando la luz solar de vuelta a la Tierra y los astrónomos han puesto el grito en el cielo alertando que podrían ser más brillantes que algunas estrellas y esto entorpecería los estudios sobre el espacio y la observación del cielo nocturno que a tantos nos encanta.

La respuesta de Elon Musk a estas críticas ha sido negar que sus satélites ocasionen ningún impedimento al estudio del espacio y defender que la causa de llevar internet a millones de personas con menos recursos económicos es un bien mayor. Aún así, ha prometido revisar el diseño de los próximos satélites que se lancen para que sean menos brillantes.

Pero nos seguimos encontrando con el segundo problema, y es que SpaceX no es la única que está llevando a cabo esta labor. Otras compañías también planean hacer lo mismo: TeleSat, Amazon, Leosat e, incluso OneWeb ya han lanzado el primero de los cientos de satélites que tienen planeado poner en órbita. A estos, habría que sumar los 12.000 que tiene previsto lanzar la compañía de Elon Musk, junto a los más de 4.000 que ya están en órbita, y no podemos olvidarnos de las 500.000 piezas de basura espacial que ya hemos acumulado a nuestro alrededor (entre satélites difuntos, tuercas, cohetes y propulsores). 

Muchos han sido los científicos y escritores de ciencia ficción que nos han avisado durante años de la posibilidad de que convirtamos la órbita de la Tierra en un terrible basurero espacial al igual que estamos haciendo en algunas regiones del planeta. Los avances científicos están bien, y necesitamos la tecnología para ser una sociedad mejor, no obstante debemos empezar a hacer que este desarrollo sea compatible con el respeto al medio ambiente.

Aunque antes de darle el permiso de lanzamiento a la empresa de Elon Musk, la FCC estadounidense solicitó que en el informe explicara qué pasaría con esos satélites una vez acabaran su vida útil y dejaran de funcionar, parece que será necesario darle una vuelta a ese planteamiento. Mientras, veremos si consiguen ese gran objetivo de llevar internet a todo el mundo.