La crisis de chips ya está afectando a nuestros bolsillos

En las últimas semanas hemos podido leer multitud de noticias sobre la escasez de chips que parece agravarse y cómo está provocando parones en distintas fábricas de nuestro país. El sector del automóvil es uno de los más afectados, algo que se ha podido ver a nivel nacional, pero este problema ya llega también a los compradores.

Los semiconductores se han transformado en piezas especialmente demandadas por la industria, tanto que su escasez provoca una ralentización en los tiempos de fabricación y entrega a los clientes. Las consecuencias de todo esto se ven en un aumento en los precios.

No estamos hablando de un aumento que afecte en concreto a los vehículos nuevos. Según informan en El Economista, los vehículos seminuevos han subido su precio un 12 % de media, hasta los 29.772 euros.

Esta tendencia viene acompañada por un ligero aumento provocado por el cambio en la medición de las emisiones que tuvo su repercusión en el impuesto de matriculación. Pero con esta crisis de componentes se abre un camino nuevo e imprevisible para la industria.

Lo primero que ha ocurrido es que las entregas de coches nuevos se están alargando, lo que empieza a provocar un mayor interés por los seminuevos o el renting flexible que permiten disponer de un vehículo de forma más inmediata, sin dilatados tiempos que desincentiven la inversión.

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Según apuntan en El Economista, los seminuevos tardan una media de 25 días en llegar a manos de los compradores, un tiempo que provoca una demanda que se está disparando y que ha sido detectada por vendedores que aumentan el precio en al menos un 12 %.

De todas formas, lo peor para la industria y los conductores se encuentra en no saber en qué momento variará la situación ante la falta de soluciones o indicadores que apunten hacia un cambio en la crisis de los chips. Mientras, vamos viendo cómo se están alargando los tiempos de entrega hasta más allá de los 125 días.