¿Cuál es el origen de la regla del metro y medio de distancia para evitar el contagio del coronavirus?
Redacción Computer Hoy

A finales del siglo XIX, el científico alemán Carl Flügge tuvo una corazonada: si se mantuviera la suficiente distancia entre personas que están enfermas y otras sanas quizás se pudiera prevenir la propagación de patógenos. En ese momento era solo una hipótesis, una más de las que por entonces los científicos trataban de comprobar en placas de laboratorio.
Sin embargo pasaron 4 décadas hasta que la tecnología avanzase lo suficiente para confirmarla, gracias al desarrollo de la fotografía. A principios de la década de 1940, los científicos pudieron ver por primera vez los estornudos de la gente a tiempo real, con una velocidad de captura de 30.000 fotogramas por segundo.
Eso confirmó que las partículas que expulsamos al toser y estornudar se depositan en el suelo a una distancia de un metro o metro y medio.
Así nació el dogma
En aquel entonces, los científicos llegaron a la conclusión que la mayor parte de las partículas infecciosas que la gente expulsaba (un 90% de los patágenos) viajaba una distancia menor al metro y medio.
Las medidas de su estudio nunca pretendieron convertirse en normas estrictas y rápidas sobre lo lejos que deberíamos estar de otra persona durante una pandemia. No obstante, esta regla del metro y medio se ha convertido en un protocolo fácil de seguir para mantener a personas potencialmente enfermas a distancia durante el brote de coronavirus.
"Así nació el dogma", comenta la profesora Lidia Morawska, una científica reputada en el estudio de aerosoles de Australia. "Y como todo dogma, es muy complicado de eliminar".
Pero a medida que la pandemia se alarga, Morawska y otros colegas están empezando a cuestionar la distancia de seguridad y pensando en otra forma más matizada para evitar la expansión del virus.
En vez de estar siempre alerta o asumir que la distancia seguridad nos mantiene a salvo todo el tiempo, estos expertos defienden que deberíamos aprender a evaluar las situaciones del día a día, bajando la guardia cuando es relativamente seguro y volviendo a estar alerta si es necesario.
¿Podemos empezar a pensar de manera distinta?
Hace unas semanas, científicos de Oxford y el MIT han hecho público un sistema que funciona como un semáforo con la esperanza de ayudar a la gente a eliminar los dogmas anticuados y vivir la vida al máximo pero con el cuidado suficiente durante la pandemia.
"Con conocimiento y herramientas fáciles de usar, nuestra esperanza es que las personas que toman decisiones, ya sea a nivel local, en escuelas, o quien organice una barbacoa o una boda, sean más resilientes al tener las herramientas para tomar las decisiones correctas e imponer las restricciones adecuadas", explicaba a Business Insider Lydia Bourouiba, la directora del Laboratorio de dinámica de fluidos de la transmisión de enfermedades del MIT, poco antes de que la herramienta fuese publicado en BMJ.
"Equipamos a la gente con conocimientos para que se adapten a las diferentes situaciones y sepan cuándo necesitan estar alerta y cuándo bajar la guardia". Lo que hay que recordar a la hora de evaluar los riesgos de cualquier situación es echar un vistazo al sitio en el que estás, fijarse en la densidad de gente y en lo que están haciendo.
Artículo original de Marta Pachón publicado en Business Insider España
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