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Neuronas creadas en laboratorio ya son capaces de jugar a videojuegos

Esta investigación ha conseguido algo totalmente imposible hasta ahora: que unas neuronas puedan jugar a un videojuego de forma autónoma. Esta ha sido el proceso por el cual han podido crear semejante estructura neuronal.

Neuronas.

Getty Images

Los investigadores han cultivado en un laboratorio células cerebrales que han aprendido a jugar al mítico videojuego Pong desarrollado en los años 70. Y no solo eso, dicen que su mini cerebro tiene una estructura que puede sentir y responder a su entorno. Así funcionan sus neuronas.

En la revista Neuron, el Dr. Brett Kagan, de la empresa Cortical Labs, afirma haber creado el primer cerebro "sensible" cultivado en laboratorio en una placa. Otros expertos describen el trabajo como "emocionante", pero dicen que llamar a las células cerebrales sensibles es ir demasiado lejos.

"No encontramos un término mejor para describir el dispositivo. Es capaz de recibir información de una fuente externa, procesarla y responder a ella en tiempo real", afirma el Dr. Kagan.

Los mini cerebros se fabricaron por primera vez en 2013, para estudiar la microcefalia, un trastorno genético en el que el cerebro es demasiado pequeño, y desde entonces se han utilizado para investigar el desarrollo del cerebro.

Pero esta es la primera vez que se conectan e interactúan con un entorno externo, en este caso un videojuego. Y no uno cualquiera, sino el primer éxito de la historia del sector.

Pong

Cómo crearon este pequeño cerebro

El equipo de investigación hizo crecer células cerebrales humanas cultivadas a partir de células madre y algunas procedentes de embriones de ratón hasta llegar a una colección de 800.000. 

Entonces lo conectaron al videojuego mediante electrodos que revelaban donde estaba la pelota y a qué distancia de la pala. En respuesta, las células produjeron actividad eléctrica propia. Lo curioso es que gastaron menos energía a medida que el juego continuaba.

Consiguen convertir células en neuronas, la píldora para regenerar neuronas está más cerca

Pero cuando la pelota pasaba por una paleta y el juego se reiniciaba con la pelota en un punto aleatorio, gastaban más al recalibrarse la estructura a una nueva situación imprevisible. El mini cerebro aprendió a jugar en cinco minutos.

A menudo fallaba la pelota, pero su tasa de éxito era muy superior al azar. Aunque, al no tener conciencia, no sabe que está jugando al Pong como lo haría un jugador humano, subrayan los investigadores. Estamos a nada de que las neuronas nos ganen al Battlefield.

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