Hay quien defiende el uso de la tecnología de los drones como una manera de hacer más seguras las calles, y también hay quien denuncia el excesivo control de los gobiernos sobre sus ciudadanos y los peligros que este poder pueden suponer para la libertad de las personas si la tecnología cae en manos de gobiernos poco democráticos.

Sea cual sea nuestra postura, lo cierto es que cada vez hay más prototipos de estos robots y parece que China ha desarrollado un modelo muy avanzado que ya ha surcado los cielos de la región de Xinjiang. Todo apunta a que dentro de poco cientos de estos pajaritos estarán observando a los 1.400 millones de ciudadanos de este país.

Estos nuevos robots se han diseñado para evadir la detección humana pero también eludir a los radares. Para ello imitan el 90% de los movimientos de las palomas reales y son realmente silenciosos. No solo las personas los confunden con animales de verdad, al parecer hasta las propias palomas se han mostrado tranquilas y confiadas cerca del robot.

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Este nuevo programa de aves espías se ha bautizado como “Dove”. El máximo responsable es el profesor de la Universidad Politécnica de Northwestern en Xian, Song Bifeng, quien anteriormente dirigió el programa J-20 Stealth Jet, cuyo objetivo era la creación del primer caza chino con velocidad de crucero supersónica con máximo sigilo y sin ser visto por los radares.

Otro de los miembros del programa ha confirmado a la publicación South China Morning Post el uso de esta tecnología en las calles asiáticas, aunque lo hizo quitándole importancia aclarando que “la escala todavía es muy pequeña”, en comparación con otros tipos de drones.

Este mismo periódico asegura que el gobierno chino lleva varios años construyendo una base de datos gigante para identificar a cualquier ciudadano de ese país a través del reconocimiento facial.

Las palomas espías pesan 200 gramos y ocupan unos 50 centímetros de envergadura. Pueden alcanzar una velocidad de hasta 40 km/h durante un máximo de 30 minutos. Para espiar a la población del gigante asiático cuentan con una cámara de alta definición, una antena GPS, y sistema de control de vuelo y enlace de dato con capacidad de comunicación por satélite.

Por supuesto, China no tiene la exclusiva en esta tecnología. Estados Unidos compró en 2013 treinta drones de Prioria Robotics, diseñados para parecerse a las aves rapiña, aunque el parecido era más cuestionable. Era propulsados por un motor y las alas no tenían movimiento.

En Europa, la compañía holandesa Clear Flight Solutions ha desarrollado un raptor robótico más convincente. Se mueve y parece un pájaro real, sin embargo necesita un operador para despegar y aterrizar, además de que su batería dura apenas 10 minutos.