Los trayectos que siguen las compañías aéreas han sido el origen de todo tipo de conspiraciones. La Organización de Aviación Civil Internacional marca las rutas de navegación aérea mediante la certificación ETOPS (Extended Operations, conocida anteriormente como Extended-range Twin-engine Operation Performance Standards), así que el piloto no tiene demasiado poder de decisión.

La organización adapta las rutas a las características de los aviones que pueden utilizarlas. Los modelos twin-engine (bimotores) son los únicos que pueden seguir las rutas de larga distancia que atraviesan océanos, desiertos, cordilleras o áreas polares.

Estos aviones pueden volar hasta 60 minutos si uno de los motores falla, lo que les debería dar un margen de tiempo suficiente para llegar a algún aeropuerto. No siempre es así y los países angloparlantes bromean con las siglas de la certificación ETOPS sustituyéndolas por Engines Turn Or Passengers Swim (los motores funcionan o los pasajeros nadan).

La organización también ha establecido algunas zonas de exclusión aérea por motivos religiosos como el Taj Mahal en India, el Monte del Templo en Israel o La Meca en Arabia Saudita o por motivos ambientales como Machu Picchu en Perú o Área Silvestre de Canoas en Minnesota (Estados Unidos), recoge Muy Interesante.

El frío extremo es uno de los mayores enemigos de la aviación moderna

Los aviones evitan sobrevolar regiones con frío extremo, no solo debido a las tormentas de nieve o la mayor probabilidad de adentrarse en flujos de viento que causen turbulencias. Los pilotos tendrían que luchar contra los elementos para evitar que el combustible se congele.

La Antártida registra temperaturas de hasta -70ºC y el punto de congelación del combustible de los aviones ronda los -47ºC. A esto hay que añadir que el lugar de origen y destino puede tener temperaturas cálidas y los viajeros no llevarán la ropa necesaria para sobrevivir en el exterior de esta zona polar.

Lo más probable es que los pasajeros sobrevivan a un aterrizaje de emergencia, pero la verdadera aventura será que mantengan el calor hasta que llegue el equipo de rescate. Las aerolíneas tampoco se plantean tener un armario de invierno para los pasajeros en este tipo de situaciones.

No se puede sobrevolar el Palacio de Buckingham, París y Disneyland

Está prohibido volar sobre algunos de los edificios más turísticos del mundo como el Palacio de Buckingham en Londres, el Partenón en Grecia, el edificio del Parlamento Húngaro en Budapest o el número 10 de Downing Street, residencia del Primer Ministro británico. La única forma de sobrevolar estos lugares es mediante la simulación de Google Maps.

El caso de París es curioso, ya que la capital francesa no permite vuelos inferiores a 2.000 metros. Las principales causas son evitar la contaminación acústica que produce el tráfico aéreo en una ciudad con un enorme flujo de aviones al día y reducir el impacto ambiental en la capital.

Los visitantes de los parques de Disneyland de Estados Unidos tampoco ven aviones en el cielo desde 2003. Algunos expertos creen que es un sistema de seguridad en una zona con gran aforo de personas durante todo el año, otros creen que es para evitar que las avionetas comerciales sobrevuelen el parque con mensajes publicitarios ajenos a Disney. La segunda teoría cada vez coge más fuerza.