Un equipo de investigadores de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) ha desarrollado una cápsula que permite tratar la hemofilia. Gracias a este avance, en un futuro próximo los hemofílicos podrían disponer de un tratamiento para su enfermedad muy cómodo y fácil de administrar. 

La hemofilia es un grupo de trastornos hemorrágicos que provoca un defecto en la coagulación de la sangre. Habitualmente se transmite de padres a hijos y se trata de una afección que padecen casi exclusivamente los varones. Los problemas se deben a que el paciente carece de determinados factores de coagulación, que son las proteínas que forman los coágulos. Por este motivo, el principal síntoma de la enfermedad es el sangrado, que puede producirse sin previo aviso y sin causa aparente. 

Hay dos tipos de hemofilia, el tipo A, la llamada hemofilia clásica o deficiencia del factor VIII, y el tipo B, que es la deficiencia del factor IX. La cápsula que han diseñado estos científicos contiene micropartículas y nanopartículas que permiten tratar por vía oral la hemofilia B. 

La terapia tradicional para cualquiera de los dos tipos de este trastorno de coagulación consiste en inyectar al paciente el factor de coagulación que le falta. Sin embargo, este tratamiento no está accesible en los países desfavorecidos por motivo de costes, y además tiene el inconveniente de que los enfermos tienen que sufrir múltiples inyecciones semanales para evitar el sangrado excesivo o el dolor en las articulaciones. 

"En muchos países en vías de desarrollo, la esperanza de vida media de los pacientes hemofílicos es de 11 años debido a la falta de acceso al tratamiento", explica Sarena Horava, autora principal del estudio."Nuestra solución de administración oral puede ahora superar estos problemas y mejorar el acceso mundial a la terapia". 

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La cápsula ha demostrado en los ensayos su eficacia para administrar el factor de coagulación IX de manera oral. Las paredes de la cápsula contienen partículas resistentes a la enzima gástrica para que pueda permanecer intacta mientras está en el estómago, protegiendo de este modo el medicamento que guarda en su interior. Después, se hincha en el intestino delgado gracias al aumento de pH y luego se degrada por la enzima intestinal, liberando lentamente el fármaco en el organismo.

El equipo continuará efectuando ensayos clínicos y están trabajando en la optimización de su tecnología, con el objetivo de que pueda ser aprobada por la FDA.