Así funciona el cañón que dispara salmones
Los salmones corren el peligro de extinguirse debido a la civilización humana, que interfiere en su modo de vida. La canalización y desvío de los ríos, y especialmente la construcción de presas, impide que los salmones puedan remontar los ríos para desovar. Se han inventado diferentes soluciones, la mayoría bastante costosas. Pero nada tan barato, espectacular, e inofensivo para el pez, como el cañón de salmones de Whooshh.
El nombre quizá suena un poco espectacular, pero es que literalmente es justo eso. Un enorme tubo que puede extenderse cientos de metros, y que lanza al salmón río arriba a 29 Km/h, hasta depositarlo en la parte superior del río o presa, para que pueda desovar.
En este espectacular vídeo puedes ver el cañón que dispara salmones de Whooshh. Pese a la velocidad que coge el salmón no sufre ningún daño, tal como han podido constatar numerosos veterinarios y asociaciones ecologistas que han examinado esta peculiar tecnología:
El funcionamiento del cañón de salmones es sencillo. Se trata de un enorme tubo de goma cuyo interior es extremedamente blando y moldeable, humedecido con agua para favorecer el deslizamiento.
El salmón se introduce por un extremo del tubo. En el video se utiliza un proceso automático en el que los salmones entran en el tubo por su cuenta, mediante canales en el río. Pero también se puede hacer de forma manual, desde una camión o una piscifactoría, por ejemplo.
Una vez dentro del tubo un sistema de aire a baja presión empuja al salmón a través de él, hasta que sale por el otro extremo directamente al río.
Las autoridades norteamericanas están comenzando a usar el tubo de Whooshh en lugar de los métodos tradicionales, como la construcción de canales y terrazas para los salmones, que es mucho más caro y en algunos casos, inviable.
Con este cañón que dispara salmones el pez no sufre el estrés del transporte, en los lugares en los que se utilizan camiones. Los tubos se puedes colgar en el aire o apoyar en el suelo, y como pesan poco y no llevan agua en su interior, pueden alargarse todo lo que se quiera. Se han llegado a utilizar tubos de más de 500 metros.
Además se puede subir a una altura mucho más empinada de lo que podría el propio pez si se utilizasen canales o terrazas.
Un sistema barato, ecológico y, que no supone peligro alguno para el salmón. ¿Qué más se puede pedir?
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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