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El Jardín de Nemo, la huerta submarina de verduras (vídeo)

El Jardín de Nemo, la huerta submarina de verduras (vídeo)

Cultivar plantas en el fondo del mar no parece demasiado práctico, ni tampoco es una combinación natural. Pero tiene sus ventajas...

El emprendedor italiano Sergio Gamberini, tiene dos pasiones: el submarinismo, y la jardinería. En una charla entre amigos en 2012, se le ocurrió unir ambas cosas. Así nació la idea de El Jardín de Nemo, que ahora se ha convertido en un proyecto científico que ha atraído la atención de las farmacéuticas.

El Jardín de Nemo (Nemo's Garden) es un huerto en donde se cultivan verduras, hortalizas, y otras plantas: champiñones, albahaca, etc. Pero tiene una importante particularidad, que lo diferencia de cualquier otra plantación.

Es el primer huerto submarino del mundo. Esta situado a casi 10 metros de profundidad, en el fondo del mar, en la costa de Noli, en Italia. Puedes verlo en este vídeo:

Está formado por seis semicúpulas de plástico sumergidas en el mar y atadas al fondo con cadenas y pequeñas anclas.

En el interior de las cúpulas, de 1,5 metros de diámetro, hay aire. Así que allí dentro se cultivan hasta 90 semillas de diferentes plantas. Aunque hay plantaciones convencionales, en tiesto, la mayoría son cultivos hidropónicos.

En la cúpula se instala un tubo en espiral de 10 metros de largo que alberga 60 semilleros revestidos con lana de roca Grodan.

El agua de riego y el fertilizante se guardan en un depósito situado en la parte más baja de la espiral. Cuando una bomba de agua empuja el agua del tanque a la parte superior de la espiral, ésta desciende por gravedad por la espiral, proporcionando alimento y oxígeno a las plantas.

Un ventilador alimentado por paneles solares en la parte superior de la torre de control crea una corriente de aire que reduce la humedad en las hojas de las plantas.

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Una ventaja de cultivar bajo el agua es que la temperatura siempre es constante, así que no requiere mucho esfuerzo mantener el microclima adecuado en el interior de las cúpulas, para que crezcan las plantas: alrededor de los 13,3 grados.

Quizá puede parecer demasiado esfuerzo para obtener solo un puñado de verduras y hortalizas, pero desde el punto de vista científico y ecológico, es muy interesante.

El Jardín de Nemo es autosuficiente: obtiene la luz y la energía de paneles solares, y el agua de las plantas proviene del propio agua del mar, tras un proceso de desalinización.

Esto abre las puertas a instalar huertos submarinos en las costas de lugares donde no se puede plantar, como desiertos o ciudades superpobladas.

Una idea que comenzó como una charla entre amigos, pero que ha atraído la atención de compañías como Siemens, Teksea, y empresas farmacéuticas.

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