Logo Computerhoy.com

¿Merece la pena utilizar una pelota de ejercicio en vez de la silla de oficina?

Andrea Núñez-Torrón Stock

fitball
Depositphotos
De unos años para aquí ha surgido una tendencia que apunta a cambiar las sillas de oficinas tradicionales por pelotas de ejercicio o fitballs. ¿Es una buena idea o una nefasta decisión? Veamos que dicen los principales estudios científicos sobre ergonomía.

¿Cambiarías tu silla de oficina por una pelota de ejercicios como las que se emplean pilates? Mientras que algunas corrientes apuntan que trabajar sentado en una fitball asienta y mejora una postura corporal correcta, otras recalcan que aumenta la incomodidad y que existen otras alternativas igualmente saludables... y ninguna está equivocada.

Vayamos por partes: en primer lugar, es cierto que permanecer ocho horas al día sentado no es en absoluto beneficioso para tu cuerpo. El sedentarismo contemporáneo debe contrarrestarse por ejercicio físico diario, un estilo de vida activo, buena higiene del sueño y alimentación completa y equilibrada. Permanecer tanto tiempo sentado no solamente perjudica a tu postura sino que ralentiza el metabolismo, aumenta el riesgo de diabetes y empeora la salud cardiovascular. 

La idea de cambiar las sillas de oficina por pelotas de ejercicio sugiere que al emplearla debemos aumentar la activación de los músculos del tronco y por tanto, aumentamos la fuerza del core y reducimos la fatiga, beneficiamos a la columna vertebral y además, quemamos más calorías. 

¿Es esto cierto? Tal y como apuntan desde la web de Ergo Plus el grueso de las investigaciones apuntan a que las pelotas de ejercicio causan más problemas que soluciones, y la mayoría de los expertos recomiendan ceñirse a una silla de oficina tradicional eso sí, ergonómica, de buena calidad y ajustada para una buena postura corporal. En este sentido, un estudio determinó que sentarse durante mucho tiempo en una fitball no altera en gran medida la forma en la que una persona se sienta pero sí incrementa el nivel de incomodidad. 

Otra investigación recalca que no se detectaron diferencias en los perfiles de activación muscular de cada uno de los 14 músculos entre sentarse en el taburete y la pelota. "Los valores de estabilidad y compresión calculados mostraron que sentarse sobre la pelota no hizo ninguna diferencia en los valores medios de respuesta. El área de contacto de la interfaz de usuario del asiento fue mayor en la pelota de ejercicios", revela. Es decir, no es negativo hacerlo pero tampoco aportaría beneficios sustanciales.

Según el Center of Research Expertise for the Prevention of Musculoskeletal Disorders, usar balones de de estabilidad como silla puede aumentar el riesgo de desarrollar molestias en la espalda baja y también el riesgo de sufrir una lesión debido a su naturaleza inestable. 

Si atendemos a algunos beneficios detectados, un estudio de 2012 encontró que los trabajadores de oficina que usaban una pelota de ejercicio percibían una mejor postura, más energía y un mejor equilibrio general. La mayoría de investigaciones no consideran que se activen los músculos del core en relación a una silla tradicional, mientras en cuanto a la quema calórica, esta es fraccional e insignificante, según este informe de 2015. En cuanto a la mejora del dolor de espalda, esta opción podría resultar contraproducente: otro estudio encontró que casi la mitad de los que usaron la pelota reportaron algo de dolor al usarla.

Una recomendación es alternar trabajar sentado con hacerlo en estaciones de trabajo de pie -una opción por la que apuestan cada vez más empresas-, hacer descansos periódicos -puedes hacerlo usando técnicas como la Pomodoro-, y realizar estiramientos musculares, realizar caminatas cortas y llevar a cabo actividad física regular. También destinar tiempo a encontrar una silla ergonómica de buena calidad. Si de todos modos quieres probar con la pelota, recibe asesoramiento profesional, considera el tamaño -los muslos deben inclinarse ligeramente hacia abajo- y estar adecuadamente hinchada, empezando gradualmente para ver como la toleras.

Este artículo fue publicado en TICbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock.

Conoce cómo trabajamos en Computerhoy.