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Personas mayores con la memoria de alguien de 20 años gracias a la electroestimulación

Andrea Núñez-Torrón Stock

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IOS Press

Según el modelo de modelo de Baddley y Hitch, la memoria de trabajo es el conjunto de procesos que nos permiten el almacenamiento y manipulación temporal de la información para la realización de tareas cognitivas complejas como la comprensión del lenguaje, la lectura, las habilidades matemáticas, el aprendizaje o el razonamiento.

Está comprendida dentro de la memoria a corto plazo, su capacidad es limitada, es activa -pues manipula y transforma la información en lugar de únicamente almacenarla-, actualiza de forma constante sus contenidos y se modula por el córtex frontal dorsolateral.

En definitiva la memoria de trabajo -también conocida como operativa- se trata de aquella que nos permite tomar decisiones, recordar dónde hemos dejado las llaves o marcar un número de teléfono conocido. Disminuye con el transcurso de la edad, no solamente por problemas degenerativos como el Alzheimer, sino también al experimentar los efectos neurocognitivos normales del envejecimiento.

Esta sencilla técnica es la más eficaz para memorizar información

La buena noticia es los cambios relacionados con la edad no son inmutables, sino que es posible recuperar la memoria de trabajo que tenías cuando eras joven, tal y como afirmó el neurocientífico Robert Reinhart de la Universidad de Boston a The Guardian.

En la nueva investigación de Reinhart, su laboratorio administró corriente eléctrica no invasiva a personas mayores y jóvenes, para ver cómo afectaba su rendimiento de memoria de trabajo. Como parte del experimento, a 42 participantes jóvenes (de 20 a 29 años) y a 42 adultos mayores (60 a 76) se les asignó una tarea de memoria en la que tenían que identificar las diferencias entre diversas imágenes mostradas.

Los participantes mayores se mostraron notablemente más lentos y menos precisos en la tarea que los adultos más jóvenes. Sin embargo, la edad es solo una forma de explicar este contraste. Otro de los motivos es que ciertos ritmos en nuestros cerebros relacionados con la transmisión de la información y los recuerdos no logran coordinarse con éxito en las personas mayores.

cerebro ordenador

Específicamente, los neurocientíficos actualmente piensan que los ritmos lentos y de baja frecuencia llamados ritmos theta necesitan sincronizarse con ritmos gamma más rápidos y de alta frecuencia entre las áreas prefrontal y temporal del cerebro para que nuestra memoria de trabajo pueda funcionar de manera eficiente.

Esta sincronización se llama acoplamiento de fase-amplitud (PAC), pero mientras parece disminuir a medida que envejecemos, una forma de electroestimulación llamada estimulación de corriente alterna transcraneal (tACS) parece volver a sincronizar estos circuitos cerebrales no acoplados. En el estudio, las mediciones de electroencefalografía (EEG) de la actividad cerebral de los participantes mostraron una mayor sincronización en los adultos jóvenes.

“Los resultados sugieren que el PTA theta-gamma en adultos más jóvenes es conductualmente significativo, predictivo del éxito posterior de la memoria de trabajo”, explican los autores en su artículo. Cuando los científicos emplearon una forma dirigida de estimulación de tACS llamada HD-tACS en los participantes, estas deficiencias de sincronización desaparecieron.

“El HD-tACS pareció eliminar el deterioro relacionado con la edad en la precisión de la memoria de trabajo”, escribieron, destacando que la mejora fue suficiente para eliminar la diferencia del grupo original en la precisión de la memoria de trabajo. Solamente aplicando la técnica de estimulación durante 25 minutos, el rendimiento de los mayores se equiparó al de los jóvenes, mientras que los efectos se prolongaron hasta 50 minutos después.

Las mejoras se reflejaron en el restablecimiento del acoplamiento theta-gamma en las lecturas de EEG de los participantes mayores, aunque los beneficios también se extienden a los jóvenes, algunos de ellos con rendimiento pobre en la memoria de trabajo. De este modo, los hallazgos podrían ser un importante paso para abordar los déficits de la memoria de trabajo ante el envejecimiento demográfico

“Es increíble pensar que podemos atacar la electricidad de un circuito cerebral de la misma forma en que lo haríamos con un neurotransmisor químico en el cerebro”, puntualizó Reinhart.

Los hallazgos fueron recogidos en la revista Nature Neuroscience.

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