Activa, la suspensión de Citroën que era tan perfecta, que tuvieron que retirarla
Citroën Origins
Los fabricantes de coches buscan la excelencia, pero a veces la superan y entonces se dan cuenta de que... no sirve.
Desde los primeros vehículos de hace 120 años, que eran básicamente carruajes con motor, hasta los actuales vehículos, que son básicamente ordenadores con motor, la evolución de la automoción ha sido impresionante.
Uno de los aspectos en los que más lo notan los pasajeros, es en la suspensión. Ahora se usa la electrónica y los sistemas de predicción para anticiparse a los baches y reducir la inercia en las curvas.
En 1958 la electrónica apenas existía en los vehículos, y menos aún la informática. Así que las suspensiones eran mecánicas. Paul Magès desarrolló para Citröen una suspensión hidroneumática revolucionaria, en la que se basó Activa, presentada en 1988.
Las suspensiones de la época eran pasivas: simplemente amortiguaban los baches cuando la rueda ya estaba encima de ellos.
Según cuenta nuestro compañero Mario Herráez en Top Gear, Activa recibía el nombre porque intentaba anticiparse a las curvas. Se basaba en la la forma en la que los pilotos de motociclismo tomaban las curvas, inclinándose hacia un lado.
El vehículo conceptual Citroën Activa se presentó en 1988. Literalmente se inclinaba hacia un lado en las curvas, suavizando el giro. El sistema funcionaba tan bien que, cuando lo probaron en el vehículo real... tuvieron que retirarlo.
Activa conseguía que el vehículo trazase la curva de forma tan perfecta, eliminando la inercia, que hacía que el conductor no notase la curva. Esto provocaba que no fuese capaz de medir bien el giro y la salida de la curva, y varios pilotos que probaron el vehículo terminaron saliéndose de la carretera.
Activa hacía tan bien su trabajo... que era demasiado peligrosa para comercializarse.
Citroën abandonó esta tecnología durante casi una década, hasta que volvió a utilizarla en los años 90 en el Citröen Xantia Activa. En este caso, se modificó para que la carrocería se balanceara ligeramente en las curvas, lo que permitía al conductor sentir los giros e intuir cuándo tenía que frenar y girar.
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Descubre más sobre Juan Antonio Pascual Estapé, autor/a de este artículo.
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