Comprar un coche ahora es más difícil que nunca. Por muchos motivos. Por un lado tenemos la enorme variedad de motores (diésel, gasolina, microhibridados, híbridos de verdad, eléctricos, de gas natural...), y por otro la normativa europea.

Por mucho que nos guste el diésel, un tipo de combustión que se ha demostrado más eficiente y menos contaminante que la gasolina con los estándares actuales (Euro 6), desde Europa le han echado las cruces y la idea es acabar con él.

Por este motivo, cuando vamos a comprar un coche las diferencias de precio entre los motores de gasolina y los diésel son tan grandes, llegando a ser de 2.000 a 3.000 € de media más caros.

Ante esta situación, cabe preguntarse si merece la pena irse a un coche diésel, por mucho que sus ventajas en carreteras sean obvias. Ya que parece que desde las instituciones están decididas a acabar con este combustible y que nosotros como ciudadanos no podemos hacer nada.

Para responder a esta pregunta hay que ver cómo se ha legislado en los últimos años, porque de otra forma no sabremos cuales son las limitaciones reales del diésel de cara al futuro.

A nivel europeo, lo único que se ha aprobado es la prohibición de la venta de coches de motor de combustión para 2035, y en esta prohibición entran tanto los diésel como los gasolina. Así que en este aspecto no hay un legislación más dura para el diésel.

En cuanto a las capitales, lugares donde suele haber zonas de bajas emisiones (ZBE), en nuestro país lo que vemos es que se rigen a las etiquetas ambientales de la DGT, y si bien los diésel antiguos tienen prohibido entrar a estas zonas centrales, lo modernos sí tienen permiso, al igual que un gasolina nuevo.

También se ha aprobado una normativa que obligará a establecer una ZBE antes de 2023 en aquellos municipios con más de 50.000 habitantes, o con más de 20.000 en aquellas localidades si ya hay zonas con problemas de contaminación existentes.

Por este motivo, a día de hoy lo único negativo de comprar un diésel es que es más caro (aunque siempre lo han sido), porque en todo lo demás el coche va a poder circular por las mismas carreteras que sus homólogos de gasolina.