No está siendo el mejor año para las criptomonedas. En las últimas semanas hemos visto cómo varios de los activos más importantes han caído estrepitosamente causando el pánico entre los usuarios. Puede que hayamos llegado al punto de la historia en el que las criptomonedas dejen de existir para siempre.

A la caída en precio de estos activos se acaba de sumar, por primera vez en la historia, la prohibición de minado dentro de un estado de Estados Unidos. Sí, el país de la libertad acaba de poner en pausa el minado de criptomonedas en favor del medio ambiente. Ha sido el estado de Nueva York el que ha tomado esta decisión.

La decisión que se ha tomado es meramente ecológica y, es que, las monedas virtuales con valores económicos desorbitados generan una enorme cantidad de contaminación debido a las máquinas que tienen que minarlas. Además, está el problema energético que acarrea el minado de criptomonedas ya que sus consumos son superlativos.

Al final, el ecologismo ha sido lo que ha hecho falta para poner fin a las criptomonedas. Eso sí, Nueva York hace excepciones en cuanto al minado de criptomonedas. Se podrá minar estos activos digitales siempre y cuando su minería esté basa íntegramente en energías renovables. Esta limitación pone en juego la existencia de minería en Nueva York.

El minado de criptomonedas tiene los días contados en Nueva York: se acabó contaminar

La noticia no ha sentado muy bien a las grandes empresas de minería. De hecho, varias empresas ya han comentado que tomar esta vía resultará en una pérdida de interés por parte de cualquier usuario o empresa que se quiera sumar a la minera, tanto empleando energías renovables como no haciéndolo. Vamos, se disuadirá incluso a los inversores en criptomonedas ecológicas.

Nueva York ha sido la primera, ahora toca ver si el resto de ciudades de Estados Unidos se suma a esta nueva legislación. La minería tiene un gran impacto en el medio ambiente, siendo la causante de polución en cantidades mayores que la extracción de petróleo y casi al mismo nivel que la de gas natural o carbón; aunque las criptomonedas ecológicas quedan fuera.

Habiendo encendido la chispa, ahora solo queda ver cómo arde este negocio tan volátil y en el que, por desgracia, siguen confiando millones de usuarios pese a las constantes noticias que son lo suficientemente disuasorias acerca de invertir en este modelo de negocio. Por el momento, lo único que se puede hacer es esperar.