Quizás nunca lo hubiéramos imaginado, pero ya estamos viendo robots que son capaces de dirigir a decenas y decenas de músicos en una orquesta, y con resultados bastante buenos.

Tu próximo trabajo podría estar en peligro, aunque hubieras pensado que jamás un robot pudiera hacerlo mejor que tú, porque por ejemplo ya se está viendo en Seúl como un robot es capaz de dirigir a más de 60 músicos sin ningún tipo de fallo, en conciertos con más de 950 personas.

Así lo ha conseguido el robot Ever 6, que eleva sus brazos con un bastón, y también hace pequeños gestos con la cabeza, mientras dirige filas de una banda de músicos.

Este robot ha sido desarrollado por el Instituto Coreano de Tecnología Industrial (KITECH) y debutó en el Teatro Nacional de Corea del Sur en Seúl.

El robot Ever 6 mide 1,8 m de alto y pudo dirigir a un conjunto de 60 músicos que tocaban instrumentos tradicionales coreanos.

“EveR 6 es un robot que ejecuta movimientos programados”, dijo dijo Lee Dong-wook de KITECH. "El robot está programado utilizando la tecnología de 'captura de movimiento' de registrar digitalmente la trayectoria del bastón de una persona a través de sensores adjuntos".

Eficiente director de orquesta

Los investigadores planean integrar al robot con inteligencia artificial para llevarlo a un escenario donde un director pueda usarlo como una herramienta auxiliar que solicite un ritmo específico.

Durante su actuación, el robot pudo guiar tres de las cinco piezas interpretadas en la noche del 30 de junio, y una de las actuaciones fue dirigida conjuntamente con el director coreano Choi Soo-yeoul.

"Los movimientos de un conductor son muy detallados. El robot pudo presentar movimientos tan detallados mucho mejor de lo que había imaginado". Sin embargo, Choi señaló que la "debilidad crítica" de Ever 6 es que no puede escuchar.

Kim Ji-Min, un estudiante de música que había venido a ver la actuación del robot, dijo a la AFP: “Vine aquí preocupado de si este robot podría lograr esto sin problemas. Pero encontré que estaba en gran armonía con los músicos. Parecía un desafío que valía la pena y se sentía como un mundo completamente nuevo para mí”.