Hablar de películas basadas en videojuegos daría para un libro. En muchos casos, han sido producciones bastante conocidas que o bien representaron un auténtico estropicio (Super Mario Bros, Street Fighter: La última batalla) o lograron salvar los muebles sobre la bocina (Mortal Kombat, Silent Hill). 

Las adaptaciones han seguido hasta ahora, con más o menos fortuna, e incluso han dejado taquillazos bastante dignos, como Sonic, o el aclamado film de animación de Super Mario. 

En algunos casos, no obstante, algunas películas basadas en videojuegos han quedado relegadas prácticamente al olvido. ¿Realmente eran tan malas en su día? Y si es así, ¿por qué? Recordémoslas.

BloodRayne: Venganza de sangre (2005)

Solo hace falta nombrar al director alemán Uwe Boll para que cualquier aficionado a los videojuegos se eche a temblar. Suyas han sido algunas de las adaptaciones al cine más infames que se han llevado a cabo, y BloodRayne no fue ninguna excepción. 

La película no solo fue vapuleada por la crítica, sino que no faltaron quienes opinaron que su trabajo tenía que ser intencionadamente malo, o de lo contrario sería inexplicable. Curiosamente, el alemán no se desanimó y se atrevió con dos secuelas, igual de inefables. 

Double Dragon (1994)

El mítico arcade Double Dragon tuvo el dudoso honor de ser relativamente pionero en esto de adaptar de aquella manera videojuegos al cine. Lo hizo, lógicamente, con una cinta de acción muy en la línea de lo que estaba de moda en los años 80 y 90, y una ambientación pretendidamente cyberpunk.

El resultado no solo no fue precisamente para tirar cohetes, a pesar de contar con la presencia de actores como el artista marcial Mark Dacascos (John Wick 3) o Robert Patrick (Terminator 2).

Wing Commander (1999)

Wing Commander es, seguramente, una de las películas basadas en videojuegos menos conocidas. Quizá porque el juego en el que se basa, a pesar de tener sus fans, nunca logró la fama de otras franquicias. La película ofrecía una historia de ciencia ficción con un tono que en su momento fue criticado por resultar demasiado aséptico. 

A pesar de ello, sería justo decir que no es el peor film de videojuegos que se haya hecho nunca (no es difícil) y que incluso con su desapasionado ritmo tiene sus defensores. 

Max Payne (2008)

Estrenadas más de un lustro después que el videojuego original, Max Payne también ha quedado bastante relegada al olvido. Incluso teniendo en cuenta que, para ser justos, puede decirse que está un peldaño o dos por encima de otras adaptaciones similares. En parte por contar con Mark Wahlberg como protagonista, y por su más o menos salvable ambientación. 

Pero incluso así, las críticas también la tumbaron en su momento, y los fans pusieron énfasis en lo poco o nada que sabía reflejar el espíritu de la franquicia para ordenador y consolas. 

DOA: Dead or Alive (2006)

Si hay algo que se puede decir a favor del director hongkonés Corey Yuen es que no debe ser fácil adaptar un videojuego basado en la saga de lucha Dead or Alive. 

Muchos espectadores criticaron que la película consistía únicamente en chicas guapas peleando. Vale, quizá no dé para una producción digna como tal, pero es que el juego también se cimentaba sobre esos mismos principios. Con todo, fue un fracaso. 

En el nombre del rey (2007)

Es difícil destacar algo en la trayectoria de Uwe Boll, pero quizá de todos sus trabajos basados en videojuegos (Alone in the Dark, The House of the Dead), la trilogía (sí, trilogía, por asombroso que resulte) de En el nombre del rey es uno de los casos más sangrantes. 

Las dos primeras hasta contaron con repartos dignos encabezados por los “mercenarios” Jason Statham y Dolph Lundgren respectivamente. Pero incluso así las películas han quedado merecidamente olvidadas. ¿En serio eran necesarias tres películas de Dungeon Siege? 

En definitiva, producciones que no van a pasar a la historia del cine, pero que sí demuestran una cosa: el interés que los jugadores tienen en ver sus aventuras favoritas también convertidas en películas... por arriesgado que eso resulte.