Pese a los grandes avances y planes de cara a los próximos años, no se puede negar que el espacio todavía sigue demasiado extenso y complejo como para que el ser humano considere que ya tiene todas o casi todas las claves para adentrarse en él.

Unos de los aspectos más básicos ya no se centra en qué se esconde en Marte o en otros planetas que los humanos buscan descubrir, si no es precisamente cómo afecta el propio espacio, o incluso los trajes espaciales al cuerpo. 

Aunque estos problemas ya los comentó la NASA en 2021, los científicos han revelado que la falta de gravedad en el espacio afecta negativamente a la estructura ósea y muscular, causando una pérdida gradual de densidad. 

Este hecho se ha convertido en una lucha constante para los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional.

Los científicos están de acuerdo con que aún es demasiado pronto para el ser humano viajar al espacio

La gravedad, algo que se da por sentado en la Tierra, resulta esencial incluso para cosas tan básicas, como es ir al baño. Para que te hagas una idea, aquí el cuerpo utiliza la gravedad para enviar señales al cerebro de que es el momento de evacuar. En el espacio, donde no hay gravedad o esta es muy baja, estas señales pueden confundirse o no transmitirse de la misma manera.

Además de la pérdida ósea antes mencionada, se han identificado otros problemas vinculados a los viajes espaciales, como la disfunción eréctil, que los científicos creen que puede agravarse debido a la mayor exposición a la radiación en el espacio. 

Los trajes espaciales, diseñados para proteger a los astronautas, a veces resultan hasta contraproducentes y agravan algunos problemas. La presión dentro de los trajes, especialmente en los guantes, se ha vinculado a la pérdida de uñas, así que ahora se está investigando y valorando un rediseño.

A pesar de estos claros y muy poco mencionados desafíos, la NASA y otras agencias espaciales siguen adelante con sus planes de exploración. Misiones como Artemis III, que llevará a los humanos de vuelta a la Luna, y los proyectos para enviar tripulaciones a Marte de cara a 2030 están en marcha. Ojalá que para entonces los hándicaps para los astronautas sean menores.