Consumir, y generalmente muy por encima de las necesidades primordiales, forma parte del mundo y de la sociedad en la que vivimos. Algo que, de entrada, no tiene por qué resultar perjudicial ni negativo. De hecho, muchos expertos coinciden que comprar puede hacerte feliz, siempre y cuando lo hagas de manera razonable.

El problema, no obstante, llega cuando dichas compras se vuelven una necesidad más que un placer. Es decir, lo mismo que cualquier otra adicción. Una adicción que tiene nombre entre los especialistas, oniomanía, y que resulta muy común en la actualidad. Sobre todo, con las facilidades que hoy en día ofrece Internet.

Cómo las compras online afectan a la oniomanía 

¿Cuándo realmente tienes un problema de adicción a las compras? Esa es una pregunta que, en ocasiones, puede llevar a equívocos. Según la personalidad que tengas, uno puede ser más o menos caprichoso, requerir de más adquisiciones para sentirse bien en su día a día. 

La respuesta que dan los psicólogos, sobre todo los expertos en adicciones tecnológicas, es la siguiente: no hay problema, siempre y cuando comprar te resulte un placer, y no una obligación, con las repercusiones que eso conlleva.

La primera forma de detectar un caso de oniomanía o una adicción a las compras en Internet llega con los remordimientos. Si notas que después te sientes culpable, puede ser una señal de que algo no va bien, pero no es ni mucho menos la única. Como cualquier otra adicción, la oniomanía también provoca altos niveles de ansiedad y de estrés.

Es ahí, precisamente, donde apuntan los especialistas: las redes sociales pueden ser un poderoso desencadenante a la hora de padecer adicción a las compras, ya que esta patología se asocia con una baja autoestima, así como en un intento de aparentar mayor éxito social por medio de las posesiones materiales: ropa, dispositivos móviles, distintos gadgets, coches, etcétera.

Internet, un peligro para las adicciones

El hecho de que cada vez existan más casos de oniomanía encarnada en adicción a las compras online no es casualidad. Más allá de todo lo que provocan las redes sociales, que ya hemos comentado, existen otros riesgos. 

Internet permite comprar de forma compulsiva y rápida: eligiendo al momento cualquier artículo sin ni siquiera tener que desplazarse ni salir de casa. Además, la publicidad online es una tentación constante para las personas adictas.

El problema real no solo llega por un desequilibrio en tu economía, así como en las relaciones con los demás, sino en que la satisfacción que debería suponerte una compra, se transforma en un estado de ánimo triste y desequilibrado. 

Para sobrellevar este problema, los especialistas dan consejos claros: evitar las redes sociales, bloquear las tiendas online más reconocibles, e incluso utilizar algún bloqueador de anuncios mientras navegas por la web. 

Además, como pasa con otras adicciones, como al sexo o al juego, es importante saber que el problema no está en los demás, sino en uno mismo. Aprender a dominarte y buscar entretenimientos sanos y confortables resulta imprescindible.

Como se suele decir, no hay nada peor para una adicción que mantenerse ociosos y tener un exceso de tiempo libre. Y en los casos más pronunciados, nunca está de más buscar ayuda profesional. No es ninguna vergüenza.