Aunque puede parecer una película de Marvel, No mires arriba no cuenta con una sola escena postcréditos si no con dos, que sumada a la escena final del filme, nos hacemos con tres puntos de vista diferentes de cómo termina, sin dejar nada a la imaginación.

Una trama tan jugosa, acompañada del increíble reparto de estrellas subvencionado por Netflix, prometía convertirse en uno de los éxitos de la plataforma, y así ha sido.

El fin del mundo y la última cena

El final que todos los que hemos disfrutado la película hemos visto, termina en pocas palabras con la devastación completa de la Tierra.

Después de que Isherwell y Orlean abandonen la sala de control de la misión para escapar del planeta una vez que ven que la última oportunidad de salvarla fracasa, y de que Orlean se olvide de que su hijo y jefe de personal, Jason, existe, dejándolo morir, le ofrece a Randall un puesto en la nave, que está compuesta por criocámaras, y que buscará un planeta habitable.

Randall rechaza la oferta y vuelve con su familia, junto con Kate y el doctor Teddy, para disfrutar de una última cena mientras se lleva a cabo la cuenta atrás para la llegada del meteorito.

Cuando el mundo empieza a acabarse de verdad, el plano se aleja de la casa y vemos a algunos de los personajes que hemos conocido a lo largo de la historia, como los presentadores de noticias o la gente corriente, mientras el cometa se precipita hacia la Tierra y luego hace su impacto. 

De vuelta a la cena, los Mindys hablan de la tarta de manzana comprada y de moler granos de café mientras la mesa empieza a temblar y acaba produciéndose el impacto viendo a través de una cámara lenta cómo todo explota a su alrededor.

La muerte de Orlean y el nuevo descubrimiento: el Bronteroc

Esta sería la primera escena postcréditos. Y es que en un momento trascedente en el desarrollo de la historia, el Dr. Mindy, interpretado por Di Caprio se pone del bando de la presidenta Orlean y el genio tecnológico Peter Isherwell, aunque luego empieza a mostrar dudas que terminan por irritar a ambos líderes. 

Es así que Isherwell le revela que, gracias a su tecnología, sabe todo de él, hasta cómo morirá.

Esta posibilidad queda rondando en la cabeza de la presidenta Orlean, quien luego le pide a Peter que le cuente qué sabe de su futuro. El empresario le responde que morirá comida por un bronteroc. La escena deja en los personajes la misma duda que en los espectadores: ¿qué es exactamente un bronteroc?.

Pues en esta segunda versión del final de la película, por fin lo descubrimos. Esta ocurre 22.740 años después, cuando la nave llega a un nuevo planeta y sus ocupantes salen de sus criocámaras. 

Encontramos un planeta al más estilo Jurassic Park en el que la presidenta decide acercarse a uno de los seres que lo habita. Finalmente y como era de esperar, el animal acaba devorando por completo a Orlean, descubriendo así lo que es un bronteroc.

Según el propio McKay, tenemos libertad para interpretar qué ocurrirá con el resto de los tripulantes y si serán alimento de estos animales que aparecen por la zona antes de que la imagen se corte, aunque está bastante claro.

Jason Orlean, último superviviente de la Tierra

Ya casi terminando los créditos, la película nos vuelve a sorprender con otra escena final. En este caso tiene que ver con Jason Orlean, hijo de la presidenta, que es abandonado por esta antes de irse en la nave.

Volvemos de nuevo 22.740 años antes, poco después de la caída del cometa. Jason sale a rastras de los restos del búnker y comienza un post en redes sobre las andanzas de el último hombre de la Tierra.

Según su propio director, la decisión de no solo una si no dos escenas post créditos no solo tiene que ver con el hecho de darle valor a todas las personas que son parte de la cinta, también por la necesidad que tenía McKay de darle un cambio de ánimo al espectador tras el devastador final del planeta Tierra con el que cierra, y desde luego, lo ha conseguido.