Da mucho que pensar la política de Netflix al cancelarseries. No ha pasado ni un mes desde que se lanzó una serie tan esperada como la adaptación de Cowboy Bebop y ya se sabe que no habrá segunda temporada y que, por tanto, los que no han visto la primera es mejor que no lo hagan.

Cancelar una serie al poco de lanzarla transmite el mensaje de que no merece la pena darle una oportunidad, evita que tenga una segunda vida o que la audiencia llegue tarde a ella. Pero es algo que Netflix hace de vez en cuando.

Según han anunciado en The Hollywood Reporter, esta serie de aventuras espaciales ha llegado a su fin, algo que ocurre tras estrenarla el 19 de noviembre. Pero lo cierto es que no ha logrado demasiada repercusión en estas semanas.

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Los motivos por los que Cowboy Bebop no ha triunfado son varios. Por un lado se encuentran el ritmo descompensado que no ha enganchado a los espectadores o el vestuario y la producción que transmiten cierta sensación de serie B, pero hay algo más importante.

La serie de animación real Cowboy Bebop no ha conseguido recuperar ni transmitir la esencia de la original, aspecto que ha desanimado pronto a los espectadores.

Cowboy Bebop narró en 1998 las aventuras del grupo de cazarrecompensas que viajaban a bordo de la nave espacial Bebop. La historia tenía mucha acción, pero también momentos de reflexión sobre la melancolía y la soledad que la transformaron en una serie de culto.

Ahora, con la trama sin cerrar del todo, la nueva vida que había recibido queda cercenada y Netflix pone fin a la historia de forma tajante. La plataforma no quiere permitirse más temporadas en un contexto como el que vive y prefiere invertir en otras series de éxito y nuevas apuestas.

No resulta extraño ver a Netflix tomando este tipo de medidas, pero sigue causando cierto estupor y en algunos casos enfado. Se exige a las series que sean convincentes desde el primer momento o no tendrán una vida demasiado larga.