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Trucos para que tu gato no se suba a las encimeras de la cocina o el baño

Trucos para que tu gato no se suba a las encimeras de la cocina o el baño

Los gatos no son tan "comprensivos" como los perros. ¿Existe alguna forma de evitar que se suban a sitios que tú no quieres?

Todo dueño de un gato sabe que el animal solo necesita un par de días para convertirse en el dueño de la casa. Hará lo que le dé la gana y se subirá donde le dé la gana, sin importar lo que le diga ese humano insignificante.

Así que el minino posará su trasero en la encimera en donde preparas la comida, beberá agua de tus vasos, o se meterá en la bañera a jugar con el tapón. No hay que olvidar que pisan el arenero y se lamen continuamente, incluyendo sus partes íntimas, así que muy higiénicos no son. ¿Cómo se puede evitar que se suba donde no debe?

Un gato normalmente no aprende nada a través de los gritos o las amenazas, y menos aún si tratas de hablar con él y explicárselo. La mejor solución es que lo aprenda por sí mismo.

 

Hay gente que moja al gato con agua cuando está en un sitio que no debe estar, ya que el agua les repele. Pero normalmente el gato no asociará esa acción a que está en un lugar equivocado. Simplemente pensará que quieres molestarle.

Por suerte hay trucos para los gatos no se suban a las encimeras de la cocina.

 En primer lugar, hay que intentar adivinar por qué lo hace. Quizá solo la usa para mirar por una ventana. En ese caso, ponle una silla o algo para que pueda mirar por ella, o si no quieres, directamente baja la persiana o pon una cortina.

A los gatos no les gusta las superficies pegajosas, así que un truco es poner celo de doble cara, o papel adhesivo, en los bordes de la encimera. Se le pegarán las patas y se marchará. Si no te gusta la idea porque no es muy estético, puedes probar con papel de aluminio un poco arrugado, que hace ruido al pisarlo, y los reflejos les asustan.

Otra solución es colocar papel de lija en la encimera. El tacto rugoso en las patas no les gusta nada. Con suerte solo tendrás que hacerlo unos días, hasta que se le quite la costumbre.

Otro tipo de truco muy diferente, es recurrir a los olores. A los gatos no les gustan los olores fuertes a cítricos o a menta, por ejemplo. Así que puedes comprar aceites esenciales de limón, naranja, menta, lavanda o citronela, que no son tóxicos. Mézclalos con un poco de agua, y con un espray rocía la encimera, la bañera, el tiesto de las platas que se come, o donde no quieres que vaya.

Alejarás al minino de esos lugares, y además tu casa olerá estupendamente.

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Etiquetas: Mascotas, Familia