Nos encontramos ante un nuevo avance que posiblemente comience a ser visto. Hablamos de una pequeña luz LED bajo la piel se enciende inmediatamente y que permite realizar cualquier pago, como si de una tarjeta se tratase. "El procedimiento duele tanto como cuando alguien te pellizca la piel", explica uno de los usuarios.

Su director ejecutivo añade que es totalmente seguro, cuenta con la aprobación reglamentaria, funciona inmediatamente después de ser implantado y se mantiene firmemente en su sitio. Además, tiene una duración indefinida y no necesita batería ni ninguna otra fuente de energía. La empresa afirma que ya ha vendido más de 500 chips.

La tecnología que utiliza Walletmor es el NFC, el sistema de pago sin contacto de los teléfonos inteligentes. Otros implantes de pago se basan en la identificación por radiofrecuencia (RFID), que es la tecnología que suele encontrarse en las tarjetas físicas de débito y crédito sin contacto, o el los propios chips de nuestras mascotas.

"El implante puede utilizarse para pagar una bebida en la playa de Río, un café en Nueva York, un corte de pelo en París o en la tienda de comestibles local", afirma su fundador y director ejecutivo, Wojtek Paprota. "Puede utilizarse en cualquier lugar donde se acepten los pagos sin contacto", añade.

El chip de Walletmor, que pesa menos de un gramo, está compuesto por un minúsculo microchip y una antena encerrados en un biopolímero, un material de origen natural, similar al plástico. Teniendo esto en cuenta, suponemos que estos materiales son totalmente compatibles con nuestra piel y quedaremos exentos de problemas alérgicos.

Sin embargo, el problema de estos chips es si en el futuro serán cada vez más avanzados y estarán repletos de datos privados de una persona. Empezamos con el pago de productos y servicios, pero seguramente esto se extienda y tengamos nuestro DNI o pasaporte COVID, por ejemplo. Y, a su vez, si esta información es segura, y si realmente se podría rastrear a una persona.

"¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por la comodidad? "¿Dónde trazamos la línea cuando se trata de privacidad y seguridad? ¿Quién protegerá las infraestructuras críticas y a los seres humanos que forman parte de ellas?", explica una experta en tecnología financiera. Por el momento se desconoce, pero el avance y la mejora que genera es indiscutible.