El robot de Boston Dynamics más famoso es Spot, siendo un portento tecnológico a este perro construido en metal y repleto de circuitos. El avance que supuso el lanzamiento de este robot ha hecho que unos estudiantes decidan ponerse manos a la obra para poder crear su propio robot con clara inspiración en Spot.

Detrás de la propuesta de Alexander Calvert y Nathan Ferguson, ambos estudiantes de la Universidad de Monash en Australia, se encuentra la idea de conseguir un robot económico, de código abierto y que pueda ser utilizado por los estudiantes de robótica o cualquier tipo de ingeniería en sus proyectos.

Tras una larga investigación han presentado ‘The Dingo’ o que se traduciría como ‘El Dingo’. El nombre no ha sido elegido al azar, el dingo es un antiguo linaje del perro que se encuentra en Australia. El robot con este nombre cumple con todo lo que han buscado al empezar el proyecto y es que su etiqueta de precio sería de 1.300 dólares.

Los 1.300 dólares de ‘The Dingo’ son una cifra mucho más aceptable que los 74.500 dólares que tiene Spot, el robot de Boston Dynamics. Técnicamente ‘The Dingo’ comparte parecidos tanto estéticos como funcionales, siendo ambos dos robots que se inspiran en los perros en su morfología y movimiento.

The Dingo ha sido creado para ser una alternativa al robot de Boston Dynamics

Este robot tiene un peso de 3 kilogramos, lo que permite que pueda ser llevado con una sola mano sin ningún tipo de problema. Además, en la zona superior cuenta con un asa lo que facilita que pueda ser sujetado y llevado a donde sea necesario. En cuanto a sus dimensiones tiene un largo de 38 centímetros junto con un ancho de 25 centímetros.

La altura máxima a la que se sitúa es de 25 centímetros, aunque esto puede modificarse ya que ‘The Dingo’ es capaz de ajustar su altura. Se puede controlar mediante un mando de PlayStation o con el teclado de un ordenador, siendo en ambos casos un control completamente inalámbrico. Es capaz de soportar hasta 500 gramos de peso a sus espaldas.

El robot puede moverse en cualquier dirección, además de poder balancearse, cabecear y guiñar. Estos movimientos son en tres dimensiones ya que a diferencia de, por ejemplo, un coche el robot puede realizar cierta torsión en su propio cuerpo para poder ajustar el movimiento en determinadas situaciones.