Aunque Windows 11 apenas tiene poco más de tres años en el mercado, ya se empiezan a divisar los primeros destellos de lo que podría ser su sucesor, Windows 12.  

Se espera que la próxima gran actualización no solo renueve el aspecto visual del sistema, sino que también mejore su rendimiento y añada nuevas funciones que lo hagan más avanzado y eficiente que nunca.  

La nueva versión del sistema operativo de Microsoft es uno de los más esperados por los usuarios. Pero, a diferencia de otras ocasiones, hay un gran interrogante que sobrevuela su desarrollo: la inteligencia artificial. 

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La IA y el aprendizaje automático son tecnologías que ofrecen nuevas posibilidades para la interacción entre el usuario y el sistema operativo, así como para el rendimiento del mismo en diferentes ámbitos.  

Windows 11 ya nos ha dado una pequeña muestra de esto con la integración de Copilot en Edge y en la barra de tareas. Sin embargo, se espera que Windows 12 vaya mucho más allá. 

La IA en Windows 12 podría ser un arma de doble filo 

Se espera que esta próxima iteración no solo ofrezca mejoras visuales y de rendimiento, sino que también marque un hito importante al incorporar de manera significativa la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. 

Esta tecnología ha estado en boca de todos en los últimos años, y su integración en los sistemas operativos abre un abanico de posibilidades. Desde asistentes virtuales más inteligentes hasta funciones predictivas que anticipan las necesidades del usuario, la IA promete transformar la forma en que interactuamos con los ordenadores. 

Sin embargo, esta revolución también conlleva riesgos. Uno de los principales temores es que Microsoft pueda abusar de la IA en Windows 12, lo que podría tener consecuencias negativas en la experiencia del usuario.  

Por ejemplo, un exceso de anuncios basados en IA podría resultar intrusivo y molesto para los usuarios, y afectar negativamente la percepción del sistema operativo. 

Además, la dependencia excesiva de la conectividad a Internet para el funcionamiento de las funciones basadas en IA podría ser otro punto débil. Si bien la conectividad es cada vez más ubicua, sigue habiendo áreas y situaciones donde la conexión es limitada o intermitente.  

Esto podría dejar a los usuarios en una situación comprometida si las funciones clave de Windows 12 requieren una conexión constante para funcionar correctamente. 

Otro aspecto a considerar es el posible impacto en la privacidad. La recopilación masiva de datos para alimentar los algoritmos de Copilot plantea preocupaciones legítimas sobre la privacidad y la seguridad de la información personal.  

Windows 12 con IA podría consumir demasiados recursos

En este caso, si los usuarios sienten que sus datos no están siendo tratados de manera adecuada o que su privacidad está siendo comprometida, es probable que se vuelvan reacios a adoptar Windows 12. 

Por último, la IA podría consumir demasiados recursos. Si no se optimiza correctamente, podría convertirse en un sistema operativo lento y pesado, incompatible con equipos de gama baja y gama media, lo que llevaría a una actualización forzosa de componentes. 

Aunque la integración de la inteligencia artificial en Windows 12 promete abrir nuevas fronteras en términos de funcionalidad y experiencia de usuario, es fundamental que Microsoft aborde estos desafíos de manera cuidadosa.  

El éxito de Windows 12 dependerá en gran medida de cómo la empresa maneje estos aspectos y cómo logre encontrar un equilibrio entre la innovación y la protección de la privacidad y la experiencia del usuario.